El populoso y cinematográfico barrio neoyorkino de Brooklin sigue encendido. Desde allí nos llega el primer disco de Jill Cunniff. Su voz susurraba en los 90' al servicio de Luscious Jackson, la banda de trip-hop introspectivo, íntimo y emocional, protegida por aquel entonces ¡ nada más y nada menos ! que por los Beasty Boys.
Curiosa propuesta que no olvida sus orígenes: mucha caja de ritmos, percusiones y arreglos, ambientes varios y algo de chil-out, al que se añaden estructuras pop y disco para las pista. Una curiosa mezcla que funciona mejor en unas canciones como "Apartament 3", sobre todo cuando la voz suaviza algún que otro exceso sonoro, aunque en otras se hace más previsible ""Warm sound eyes"
Un disco que sorprende, aunque también despista, pues aparecen muchos momentos de guitarra acústica entre la maraña del artificio rítmico y la batería. Entre el "sonwritter" y el "dance", con fuertes ramalazos de vitalidad electrónica pero también ambientes más oscuros.
En "Love is a luxury" aparece su cara más pop, aunque sin olvidar los ritmos muy marcados, una canción alegre y despreocupada de créditos en peli de final feliz. En "Exclusive" aparece una vena rock con voz profunda, unas especie de country modernizado. Momentos no esperados en un disco en el que hay más de lo que parece. Muchos detalles, como unas trompetas que al final de "Happy Warriors" recuerdan las reries de televisión que acompañaron los sábados por la tarde a finales de lso 70'.
En definitiva, sonidos y sobre todo letras que invitan al disfrute de la vida, y que ironiza con la modernidad y sus malos usos aplicados a la música"Lazy girl"
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