
Una recreación de los sonidos latinos y también anglosajones que se escuchaban antes de la aparición en los años cincuenta del rock. Boleros, cha-cha-cha, canción italiana, swing... todo ello en homenaje a los que eran los guateques y orquestas de fiesta de nuestro país. Una vuelta al origen ya que es asturiano empezó tocando en dichas orquestas.
Un ambicioso proyecto en el que es fácil caer en la mediocridad. No es el caso, ya sea por experiencia, o por el dominio que el controvertido Jorge ha tenido siempre por géneros musicales e instrumentos (es un gran coleccionista de guitarras) el buen gusto y la clase se unen a una ejecución perfecta, con cuidados detalles en una producción sencilla y minuciosa que hace que este disco sea un deleite auténtico, gran sonido y composiciones con el espíritu combativo de los que fueron Los Ilegales impregnando las letras.
El disco se abre con "No creo" donde el vibráfono es el protagonista, un ritmo entre festivo y nostálgico según aparezcan saxos o silbidos y la con la voz de Jorge más mesurada que nunca. Sigue "Estrella venenosa" una de las mejores del disco al conseguir conjugar con éxito una especie de vals con una de esas letras canallas marca de la casa. Después "Nuevo rumbo" otra letra cien por cien ilegal que no chirría en un ritmo latino sino todo lo contrario. "O bosque das fresas" tiene una cadencia agridulce que le da un tono inquietante. "Jardín mortal" y "La herida abierta" recorren las sendas más intimas, con una lírica oscura la primera y en medio tiempo esperanzador la segunda.
El resto de canciones son versiones entre las que destaca la archiversionada "Besame mucho" que aquí se acelera un poco, alcanzando un tempo un tanto cabaretero, con unos logradísimos coros que hacen que destaque de entre otras versinoes más "estadar". No obvia tampoco el rock más alegre pasado por el tamiz mediterráneo de Adriano Celentano "Il Ribelle y "Si spento il sole" (esta última popularizada por el italiano pero no original suya) se ofrecen como las más festivas del disco. También un bolero "Inútilmente" y una sorprendente "Miradla" de Jean Baptista Humet.
En todo caso donde saca su verdadero jugo este disco, en el las composiciones propias, donde la voz se adapta a los registros necesarios de cada canción y donde el vibráfono de Xuam Zen y el saxo de Juan Flores destacan sutilemetne cuando deben hacerlo. La sección rítmica con Juan Belaústegui a la batería y Alejandro Blanco al contrabajo (no hay bajo eléctrico) que ya formaban parte de Los Ilegales (también Juan Flores en etapas anteriores), han contribuido a que todo suene sencillo y natural.
Muertos Los Ilegales... ¡ Vivan Los Magníficos ! que anuncian continuidad (este disco no ha sido una mera diversión o capricho), y que se han estrenado con un disco extraordinario... e imprescindible.