Segunda visita a Madrid (tercera si contamos el homenaje a Leonard Cohen que recorrió distintos lugares de la geografía española) en poco menos de un año del ex Velvet, que parece querer rivalizar con su antiguo compañero Lou Reed, ex de la misma banda, por volver a la actualidad y copar los escenarios cual nuevas bandas emergentes.
Presentó en esta ocasión "Circus live", un doble cd recopilatorio en el que repasa parte de su extensa carrera. Da la impresión de ser un punto y aparte con el que cerrar un largo ciclo de irregularidad discográfica sustenta en, como el mismo se encarga siempre de recordar, una constante evolución y cambio en su música. El galés parece situarse en una especie de constante insatisfacción por lo que, canciones a parte, en los sustancial no cambió con respecto a su última actuación. Alternó guitarras y teclados en busca de espacios para la experimentación, sonidos rocosos, atmósferas claustrofóbicas, acústicas amables o rock poderoso y directo.
Cuando parecía más cómodo en alguno de esos momentos cambiaba de tercio por lo que, se hacía a veces difícil seguirle en todas sus propuestas. Lo normal era perderte de vez en algún momento, sobre todo cuando en el escenario durante toda la actuación junto a Cale, una especie de Harvey Keitel eficaz resuelve problema "Pulp fiction" se encargaba de apuntar, linterna en mano, a cada osado que intentaba fotografiar al mito. Manías respetables sobre flashes y humos pero el exceso de celo interfirió en la actuación.
Gustos de unos, disgustos para otros. Me quedo con las convulsiones guitarreras más convencionales pero también con los experimentos distorsionantes de voces: cacofónicas, cavernonsas... y deguitarras y pregrabados: sincopados, minimalistas y machacones.
En cuanto a canciones abrió con una rotunda "Heartbreak hotel" de inevitable recuerdo a Tom Wait por el tratamiento de voz, fueron apareciendo clásicas reconocibles como "Helen of Troy", "Know me more than I more" o "The ballad of Calbe Hogue" y hubo momentos ¡ como no ! para recuperar a la Velvet Underground, en esta ocasión reducidos únicamente a "Venus in furs" interpretada casi al final.
Destacó además una irreconocible versión del "Walking the dog" rith&blues por antonomasia que sonó repetitiva, pétrea y genial. Sorprendió además comprobar que el público reconcocía y tarareaba canciones de su ultimo disco "Black Acetate" del que interpretó "Sold Motel", Hush", "Outta the bag" y "Perfect", y es que Cale, popularizando nuevos clásicos y tocando algunas canciones nuevas, parece estar dispuesto a entrar en la dinámica de la actualidad con un sonido moderno pero personal.
Reseñar la sobriedad de la banda (fundamental Michael Jerome en la batería) que no se salía del guión, parecía todo medido aunque hubiera amagos de improvisación, y en definitiva dos horas (¡¡¡ que tomen nota las nuevas estrellas de a hora y cuarto !!!) de concierto con enfoques múltiples sin mirar a la galería, con altibajos lógicos del que arriesga pero preferibles al acomodo nostálgico del que nunca echa mano el galés. En ningún momento.
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