Llegó noviembre, y con el las habituales lluvias y el ya tradicional Wintercase consolidado en esta su quinta edición. Desaparecida la sala Aqualung, las actuaciones se desplazan a otras salas, en este caso a Caracol que se estrena en este festival con el cartel de "Todo vendido". Primera visita a España de Ed Harcourt, el "songwriter" británico, que presentó las canciones de su último disco "The Beautiful lie" y repasó parte de una carrera que comienza ahora a ser conocida por un público más receptivo a las propuestas de los trovadores más intrépidos que tratan de popularizar el country a generaciones "indies".
Solo en el escenario, sin banda que le acompañara, apareció y actuó prácticamente en penumbra, únicamente iluminado por la luz de unas rosas rojas enroscadas en el micro y con camisa roja a juego. Fue alternando unas canciones al piano con otras a la guitarra, logrando que en breve espacio de tiempo pasáramos de los pasajes más íntimos, a los más desenfadados e incluso delirantes. Destacable en ambas facetas, con las primera (salvo al inicio), el público se mostró frío, y algo indiferente. Con las segundas, la atención fue mayor y se despertó el ánimo, aun cuando Ed tuviera que insistir en exceso con la colaboración de palmas en algunos momentos.
Los mejor se vio cuando utilizó todo tipo de artefactos de percusión como el bombo, las maracas, el xilófono y otros, que grababa en el mismo momento como base rítmica, para la posterior guitarra o piano. En esos momentos, Ed con sentido del humor, parecía tratar de rebajar la trascendencia mostrada en canciones de auténtico "crooner" a los acordes de piano. Una actuación de extremos en la que el inglés conjugó los aires de pop melancólico británicos, con los sonidos americanos.
Casi todos éramos primerizos en el universo Harcourt (salvo algunos fieles), pero se comprobó que el interés iba decayendo, quedando la sala medio vacía según avanzaban las canciones y en unos bises que no fueron ni pedidos. El público, mientras estuvo, no se mostró a la altura del artista, hablando y hablando en los momentos que se requería silencio y atención, a pesar que Ed se esforzaba por mostrarse cercano y comunicativo...
... y es que el público venía a ver a The Veils, la banda que abrió el concierto. Desde su aparición en este mismo festival hace tres años acompañando la despedida de Suede, esta banda ha dado un salto de calidad tremendo. Ya entonces se mostraron como una banda prometedora con un par de buenas canciones, mucha técnica pero algo encorsetados en un estilo de himnos apocalípticos con aire brit-pop.
Nada que ver con lo que nos encontramos esta vez. Un nueva banda en la que sólo queda Finn Andrews y que, reducida a trío, abandona los momentos de épica afectada, aunque no las melodías pop. A ello hay que añadir una nueva energía guitarrera de aires country y rock, que es lo que encontramos en su reciente disco "Nux Vomica". En escena, hasta la imagen delata el cambio, con sombrero y barba de tres días. Actuación intensa y dinámica y con momentos par el ruido. Sorprendente aunque corta de minutaje.
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