Tercer disco de esta empecinada banda coruñesa que ya desde la misma portada nos adelanta intenciones. Dejando a un lado las ilustraciones freaks y coloristas de discos anteriores, se presentan ellos mismos, como figuras oscuras recortadas en la noche por luz de fábricas a espaldas de sus chupas de cuero en posición y actitud rockera.
El disco comienza con los referentes habituales de la banda, el sonido Detroit años 60' vía MC5, el garaje en su versión más guitarrera y los acordes del rock clásico. Hasta ahí todo bien pero sin sorpresas, destacable por pegadiza "Want my good time". Es cuando aparece "Time has come now" donde da la impresión que nos encontramos ante algo diferente, empiezan a aparecer ritmos negroides y souleros donde la voz se torna protagonista, arropada por arreglos de viento.
Sigue "No man's land" un medio tiempo que añade (a lo dicho anteriormente) un hammond como complemento ideal a las guitarra ahora menos aceleradas, en una canción de desarrollo con ... ¡ toques progresivos ! "Gotta go away" respira aire festivo tras al opresión anterior, más vientos, guitarras enérgicas cercanas al power pop y negritud vocal. "Burn out" se aleja algo de las anteriores con un rock más crudo, sin pulir, contrapunto, algo más high-energy aunque con ese tono soulero que en este caso más matizado que no abandona el disco.
En "Like Frankie Machine" vuelve a destacar el hammond y los coros con un toque británico y así hasta el final "Mother's call" que es puro, purito Elvis.Diez canciones (como los discos de antes), que te dejan justo con ese punto de oír una más, de este cuarteto que, más allá de las etiquetas actuales del rock, se mueve entre profundidades oscuras desde donde encuentran fogonazos de luz intensa. Como en la portada.
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