Doble
y sudorosa sesión en el clásico y excitante
garito de la calle Palafox, con un buen sonido desfilaron por allí dos
bandas diferentes en principio, pero que por el sonidos de sus guitarra y
actitud en el escenario acercaron sus propuestas para el disfrute de una noche
corta, una hora de actuación por grupo, pero intensa… cosas de la lógica conciliación vecinal.
Comenzaron
Ganzer proyecto del músico noruego
Björn Ganzer residente en Granada y con
músicos de la ciudad, que de inicio ofrecieron una variada muestra de sonidos
hard-blues y rock setentero para ir virando hacia la psicodelia y el soul
mientras el citado cantante y guitarrista hacía diabluras con las seis cuerdas
eléctricas al más puro estilo Hendrix… y no solo en las formas. Desconcertaron
en el mejor de los sentidos, transitando entre sonidos añejos y variados que
abordaron con muchas dosis de energía e intensidad… y un buen trabajo del grupo
tanto en ritmos como en armonías para que su entusiasta líder pudiera recrearse
sin límites con su guitarra.
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Ganzer |
Sin
apenas pausa aparecieron The Dirty
Browns, los madrileños, comenzaron en su versión más oscura y pantanosa con
las guitarras fluyendo densas pero afiladas transitando por una desértica road
movie de agrestes y tensas melodías, pero enseguida apremiados quizás por el
escaso tiempo, acelerar el paso con un repertorio dinámico y directo, con las
señas de identidad: rithmanblues trotón, coutry-rock pegadizo y algo de rock
sureño con ligeros toques de percusión aderezados por la armónica de Joe Lapose
junto a su ronca voz. Fieles a las versiones, esta vez cayó “Mary Jane’s last
dance” de Tom Petty Menos expansivos que
otras veces, solo en el final con “Lucky boy blues” se dejaron llevar por el
éxtasis instrumental que en su inicio bien podrían haber enlazado con el Pigs
de los Foyd y en su final con el Hey Jude
biteliano.