Son una de las bandas más influyentes que sobreviven en excelente estado de forma y que
mantienen vivo el espíritu guitarrero y alternativo de los 90’. Muy activos en
la actualidad, aun resuena los ecos de su
frenético ‘What a time to be alive de 2018 en el que Mac McCaughan y los
suyos expulsaron toda su rabia anti Trump acumulada. En este su decimosegundo
disco de estudio, el cuarteto de Chapel Hill, vuela entre riffs eléctricos de
guitarra y melodías pop que crecen entre arreglos de cuerda y viento… no
pierden la energía pero la enfocan desde ángulos positivos.
Como se intuye en el título, las
canciones se han grabado con cada miembro de la banda confinado en su vivienda
habitual esto no ha impedido que la calidez se instale en sus surcos ni que aparezcan
múltiple colaboradores como Tracyanne Campbell voz junto a Owen Palet en los
arreglos de cuerda, en la exultante ‘This night’, Kelly Pratt vientos en la
desenfadada Highly suspect’, Mike Mills de REM que incluye también su voz junto
al piano del compositor californiano Franklin Bruno en la radiante ‘On the
Floor’… o en la canción que da título al disco donde el saxo de Andy Stack,
músico que forma parte de Wye Oak,
consigue que tome un rumbo un tanto futurista.
‘Endless Summer’ aun con las reconocibles voces de Norman
Blake y Raymond McGinley de Teenage Fanclub es cien
por cien Superchunk… ligero rasgueo de acústica al inicio que crece en un riff de guitarra y
batería enérgica. Aunque también consiguen hacer despegar las emociones con melodías más
oscuras y de cierta densidad épica…eso sí, rota por unos siempre oportunos y
exultantes punteos de guitarra, como en la canción que cierra el disco ‘If
you’re not dark’ con una intensa Sharon Van Etten a las voces. Ni solos ni mal acompñados.
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