Lo que en apariencia es un atraco de motivación económica es en
realidad un ajuste de cuentas, un nuevo episodio de la lucha de clases, pues el
despiadado allanamiento se produce a la vez que en el resto de la ciudad se
está produciendo una revuelta social dirigida por los militares.
El caos se
apodera de la ciudad en esta película intencionadamente ambigua ideológicamente,
que funciona de inicio pero la trama estalla artificiosa y efectista. Sensacionalista además en cuanto
a estilo, naufraga entre géneros que van desde la crónica social hasta el terror gore
pasando por el thriller psicológico o el policiaco. La ambigüedad se retuerce tanto que el guión vira de forma caótica dificultando
entender el nuevo orden que domina la ciudad, en el que los antagónicos grupos
sociales son además retratados de forma cruel y bastante estereotipados.
Se intuye que nada cambia, que en apariencia unos suplantan a otros, en una nueva sociedad en la que la sempiterna presencia militar, casta económica y corrupción política siguen enquistados… o no. De obligado visionado para el debate.
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