Tercer disco del más clásico de los rockeros norteamericanos actuales conocidos por aquí. Tres años han pasado desde su anterior entrega "Free ride", tiempo en el que ha estado metido de lleno con el disco y gira de su otro proyecto "The Honey Tongue Devils", banda más rockera y sureña. Con "Seasons vuelve a su propuesta personal.
Vuelve con su habitual muestra de sonidos de guitarra en la mejor tradición del country-rock setenteras. No hay nada nuevo pero si una ejecución limpia y cristalina de lo que han sido las influencias del de Philadelphia (ahora afincado en Loa Angles y pronto en España por un tiempo). Influencias nunca negadas, más bien todo lo contrario, que en este disco gira, entre otros, en torno a Dylan y los Rolling.
Comienza el disco con un claro riff stoniano, es el inicio de "Smoking Tar" (Kaplan siempre ha reconocido a Keith Richard como la correa de trasmisión para conocer a Gram Parson), una canción que se desmarca de dicha influencia con una melodía de guitarras y sobre todo de voz, además de unos arreglos de piano que la hacen más soleada que su energético inicio. En "Still Lonely" encontramos la misma influencia aunque con un inicio y unos arreglos que recuerda, en este caso de forma menos evidente a... ¡ Lou Reed !
La influencia del Dylan eléctrico es más clara en canciones como "Golden Years" o, sobre todo "Miracle mile madonna", también en "Seasons" aunque aquí con un aire más fresco, en la onda de las versiones que del de Minesota hacían The Birds.
En "Keep rollin' " las guitarras suenan, sin perder el riff energético, más densas, es el momento en el que a la mente le resulta imposible no acordarse de los clásicos del rock sureño por excelencia Lynyrd Skynyrd. Momentos más íntimos en "Together in the morning" y "Sunflower hair" donde juega a experimentar con guitarra y voz como epílogo al disco.
Es un disco de fácil escucha, Un viaje breve de diez canciones que transita por destacables y sencillas melodías de guitarra, voz y piano, con estribillos entre lo pegadizo y lo emotivo. Luminoso y brillante aun cuando estos adjetivos los podamos aplicar también a melodías más oscuras y progresiva.
Los jueves en directo de 21:00 a 22:30 a través de las ondas en Radio Utopía 107.3 FM y en la red en www.radioutopia.es
30 julio 2008
16 julio 2008
DEVOTCHKA - A mad & faithful telling (ANTI Records)
Cuarto disco de esta veterana banda de Denver (Colorado). Llevan más de diez años juntos pero hasta 2007, con la banda sonora de la popular película Little miss sunshine (Johnathan Dayton y Valerie Faris - 2006) y tras "The last beat of my heart" versión de Siouxsie and the Banshhees, no lograron trascender al exterior.
De primeras, contrastes que impactan, pues esta banda de la norteamérica profunda nos sorprende con una mezcla de sonidos extremadamente eclécticos: música balcánica, eslava, mariachis, bolero, folk, algo de pop, algo de rock cañero, algo de electrónica... envuelto en nombres e imágenes de origen ruso. El nombre de la banda significa muchacha en en Nadsat, el idioma que inventó Anthony Burgess para su novela "La naranja mecánica" y que posteriormente popularizaría en cine Stanley Kubrick.
Dispersión de instrumentos al servicio del divertimento y el colorido sónico. Guitarras acústicas, percusiones varias, violines, trompetas, pianos, y los cada vez menos exóticos bouzokis y theremines suenan de mil maneras a lo largo del disco. A veces circenses, a veces verbeneras, elegantes y sutiles en otras... Un caos que consigue encajar sin empachar, un mestizaje de melodías y voces que surge de forma natural, haciendo fácil lo difícil. Un disco que, con todo lo que ofrece se hace corto y con todos sus contrastes se intuye ¡ incluso conceptual !
Comienza el disco con aullidos trepidantes y festivos, "Basso profundo" vocea al viento imágenes carnavalescas, cual boda balcánica en "Gato negro, gato blanco" de Emir Kusturica. Mucho colorido que da paso ¡ inlcuso en la misma canción ! a una mezcla de ska con mariachi y tonadilla rusa sin que la acústica deje de perder presencia.
Se templa la fiesta con la siguiente canción "Along the way", una melodía evasiva con predominio de los arreglos de cuerda y una muy trabajada voz que se sitúa entre el polvo de "Calexico" y el brillo de "Frank Sinatra" La siguiente canción "The clockwise witness" da paso a un estallido agridulce de cuerdas junto a un bonito jugueteo de percusiones entre "Radiohead" y "Pascal Comelade",
"Head Honcho" con su potente acordeón suena a Mano Negra por un lado y a Mediterráneo más canción tradicional sudamericana, por otro. "Transliterator" con unos arreglso dignos de ABBA en su inicio, descoloca entre el pop épico de influencia británica y algo de rock tabernario punkarra. "Strizzato" nos sitúa en pleno vals danuviano...
...en fin que ya he destripado medio disco, aunque no hay problema, hay tanto donde rascar que cuando lo oigas te saldrán múltiples y diferentes influencias de las ya dichas. A mi ya se me están ocurriendo infinidad de ellas de nuevo. Bonito juego.
De primeras, contrastes que impactan, pues esta banda de la norteamérica profunda nos sorprende con una mezcla de sonidos extremadamente eclécticos: música balcánica, eslava, mariachis, bolero, folk, algo de pop, algo de rock cañero, algo de electrónica... envuelto en nombres e imágenes de origen ruso. El nombre de la banda significa muchacha en en Nadsat, el idioma que inventó Anthony Burgess para su novela "La naranja mecánica" y que posteriormente popularizaría en cine Stanley Kubrick.
Dispersión de instrumentos al servicio del divertimento y el colorido sónico. Guitarras acústicas, percusiones varias, violines, trompetas, pianos, y los cada vez menos exóticos bouzokis y theremines suenan de mil maneras a lo largo del disco. A veces circenses, a veces verbeneras, elegantes y sutiles en otras... Un caos que consigue encajar sin empachar, un mestizaje de melodías y voces que surge de forma natural, haciendo fácil lo difícil. Un disco que, con todo lo que ofrece se hace corto y con todos sus contrastes se intuye ¡ incluso conceptual !
Comienza el disco con aullidos trepidantes y festivos, "Basso profundo" vocea al viento imágenes carnavalescas, cual boda balcánica en "Gato negro, gato blanco" de Emir Kusturica. Mucho colorido que da paso ¡ inlcuso en la misma canción ! a una mezcla de ska con mariachi y tonadilla rusa sin que la acústica deje de perder presencia.
Se templa la fiesta con la siguiente canción "Along the way", una melodía evasiva con predominio de los arreglos de cuerda y una muy trabajada voz que se sitúa entre el polvo de "Calexico" y el brillo de "Frank Sinatra" La siguiente canción "The clockwise witness" da paso a un estallido agridulce de cuerdas junto a un bonito jugueteo de percusiones entre "Radiohead" y "Pascal Comelade",
"Head Honcho" con su potente acordeón suena a Mano Negra por un lado y a Mediterráneo más canción tradicional sudamericana, por otro. "Transliterator" con unos arreglso dignos de ABBA en su inicio, descoloca entre el pop épico de influencia británica y algo de rock tabernario punkarra. "Strizzato" nos sitúa en pleno vals danuviano...
...en fin que ya he destripado medio disco, aunque no hay problema, hay tanto donde rascar que cuando lo oigas te saldrán múltiples y diferentes influencias de las ya dichas. A mi ya se me están ocurriendo infinidad de ellas de nuevo. Bonito juego.
07 julio 2008
THE PSYCHEDELIC FURS (23-6-08) Joy Eslava - Madrid
Sin mucho alboroto se presentaron en Madrid "las pieles psicodélicas", sin material nuevo tras su reciente reunión, pero con las canciones de siempre sonando actuales. El Madrid de la movida tuvo a los británicos como apreciado grupo de culto y así no extrañó ver una buena entrada en la sala, no precisamente de jovencitos, sino de los que por canas ya sólo disfrutan del directo como algo excepcional.
El núcleo básico sigue funcionando. Richard Butler con una voz sedosa en unas ocasiones, desgarrada en otras, se movía cómodo por el escenario, muy metido en las canciones en su estilo de interpretación a base de gestos nada exagerados. Se le notaba contento y de buen humor, disfrutaba e hizo disfrutar. Bien secundado por su hermano, Tim al bajo y John Asthon en la guitarra. Este último, sobre todo con sus riffs de guitarras, nos recordaba que ya existía el ruido antes de los hermanos Reid y sus Jesus and Mary Chain. Muy bien al saxo Mars Williams (hizo olvidar al original Duncan Killburn) que incluso rivalizó por momentos con Richard Butler como "frontman". Sus intervenciones fueron acertadas y así lo reconoció el público.
Fueron apareciendo prácticamente todas las canciones esperadas, sobre todo las de sus discos Forever now (1982) y Mirror moves (1984): Peresident gas, Run and run, Heartbeat, Heaven, Love my way, The gosht in you, ... todas ellas sonando como nunca. Actualizadas, sin caer en la nostalgia facilona, con mucha energía, algo que se echaba de menos en sus discos, que en plena vorágine ochentera pecaban (como muchos otros) de una nefasta producción, sobre todo en el tema de baterías. Esta noche se oyeron potentes.
Una auténtica sorpresa ver a The Psichedelic Furs tan en forma y con unas canciones, que no sólo aguantan el paso del tiempo, sino que no tienen nada que envidiar a muchas de las propuestas con las que con exceso nos bombardean sus compatriotas.
El núcleo básico sigue funcionando. Richard Butler con una voz sedosa en unas ocasiones, desgarrada en otras, se movía cómodo por el escenario, muy metido en las canciones en su estilo de interpretación a base de gestos nada exagerados. Se le notaba contento y de buen humor, disfrutaba e hizo disfrutar. Bien secundado por su hermano, Tim al bajo y John Asthon en la guitarra. Este último, sobre todo con sus riffs de guitarras, nos recordaba que ya existía el ruido antes de los hermanos Reid y sus Jesus and Mary Chain. Muy bien al saxo Mars Williams (hizo olvidar al original Duncan Killburn) que incluso rivalizó por momentos con Richard Butler como "frontman". Sus intervenciones fueron acertadas y así lo reconoció el público.
Fueron apareciendo prácticamente todas las canciones esperadas, sobre todo las de sus discos Forever now (1982) y Mirror moves (1984): Peresident gas, Run and run, Heartbeat, Heaven, Love my way, The gosht in you, ... todas ellas sonando como nunca. Actualizadas, sin caer en la nostalgia facilona, con mucha energía, algo que se echaba de menos en sus discos, que en plena vorágine ochentera pecaban (como muchos otros) de una nefasta producción, sobre todo en el tema de baterías. Esta noche se oyeron potentes.
Una auténtica sorpresa ver a The Psichedelic Furs tan en forma y con unas canciones, que no sólo aguantan el paso del tiempo, sino que no tienen nada que envidiar a muchas de las propuestas con las que con exceso nos bombardean sus compatriotas.
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