Sin mucho alboroto se presentaron en Madrid "las pieles psicodélicas", sin material nuevo tras su reciente reunión, pero con las canciones de siempre sonando actuales. El Madrid de la movida tuvo a los británicos como apreciado grupo de culto y así no extrañó ver una buena entrada en la sala, no precisamente de jovencitos, sino de los que por canas ya sólo disfrutan del directo como algo excepcional.
El núcleo básico sigue funcionando. Richard Butler con una voz sedosa en unas ocasiones, desgarrada en otras, se movía cómodo por el escenario, muy metido en las canciones en su estilo de interpretación a base de gestos nada exagerados. Se le notaba contento y de buen humor, disfrutaba e hizo disfrutar. Bien secundado por su hermano, Tim al bajo y John Asthon en la guitarra. Este último, sobre todo con sus riffs de guitarras, nos recordaba que ya existía el ruido antes de los hermanos Reid y sus Jesus and Mary Chain. Muy bien al saxo Mars Williams (hizo olvidar al original Duncan Killburn) que incluso rivalizó por momentos con Richard Butler como "frontman". Sus intervenciones fueron acertadas y así lo reconoció el público.
Fueron apareciendo prácticamente todas las canciones esperadas, sobre todo las de sus discos Forever now (1982) y Mirror moves (1984): Peresident gas, Run and run, Heartbeat, Heaven, Love my way, The gosht in you, ... todas ellas sonando como nunca. Actualizadas, sin caer en la nostalgia facilona, con mucha energía, algo que se echaba de menos en sus discos, que en plena vorágine ochentera pecaban (como muchos otros) de una nefasta producción, sobre todo en el tema de baterías. Esta noche se oyeron potentes.
Una auténtica sorpresa ver a The Psichedelic Furs tan en forma y con unas canciones, que no sólo aguantan el paso del tiempo, sino que no tienen nada que envidiar a muchas de las propuestas con las que con exceso nos bombardean sus compatriotas.
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