Como
único miembro original de la longeva band
a, Eric D. Johnson persevera -en su desapercibido nuevo
disco- en torno a los templados
paisajes sonoros de melodía placentera.
Una versión atemporal
de vitalistas canciones prístinamente arregladas: teclados y juegos corales que
colorean su agudo registro de voz y que evoca a otros paladines del pop
luminoso y marino, tanto en su versión californiana, Bart Davenport, como valenciana, Josh Rosue.
a, Eric D. Johnson persevera -en su desapercibido nuevo
disco- en torno a los templados
paisajes sonoros de melodía placentera.
Una versión atemporal
de vitalistas canciones prístinamente arregladas: teclados y juegos corales que
colorean su agudo registro de voz y que evoca a otros paladines del pop
luminoso y marino, tanto en su versión californiana, Bart Davenport, como valenciana, Josh Rosue. Contagia
optimismo sin salirse del “monótono” guión ¡para que! El propio Johnson
reconoce que le gustado la idea de canciones que, sin ser conceptuales, tienen
continuidad entre sí, como un río que lleva a un mismo lugar y que aquí aparece
explícito en la canción titular, una pegadiza tonada de curioso aire progresivo, que en «It All Come Back» recuerda a Cass McComb. Amigo del topónimo «Tacoma» y «Wake Up in Los Angeles» dejan el listón
del medio tiempo muy alto, más aún el del dardo íntimo «We Used To Leave Here».
Colección de joyas a descubrir.
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