02 octubre 2023

ECHO & THE BUNNYMEN (26-9-23) La Riviera - Madrid. Publicado en la web Rock and Roll Army

No se colgó el cartel de aforo completo en la visita de los de Liverpool a la capital. En los bares aledaños a la rivera del Manzanares no hubo aglomeración para pedir cerveza, y diez minutos antes del inicio, las primeras filas eran accesibles aún y durante el concierto no hubo apenas apreturas en la zona. La circulación hacia las barras era fluida y mucho más el transito en las filas intermedias. Ambiente a medio gas que se traslado al escenario… o viceversa, porque la dupla formada por los dos únicos miembros que quedan de la banda: Ian McCulloch y Will Sergeant, tampoco fueron un derroche de entusiasmo, aunque sí de eficiencia… sobre todo el segundo, en su versión funcionarial eso sí, versátil  en la guitarras solista que sonó impoluta toda la noche, mientras el primero, justo de voz, se esforzó con ella con desiguales resultados. 
 
Sin hablarse ni mirarse, no lo hacen desde hace tiempo, los protagonistas dieron sensación de desgana… y ¡eso que comenzaron con tres de sus clásicos de su primer disco Crocodile (Korova 1980): Going Up, Rescue y All that jazz este última con McCulloch preguntando al público si quería bailar, obteniendo respuesta poco convincente entre el mismo. Se celebró Seven Seas, pero no con el entusiasmo esperado, pero se animo algo más la sala, tanto los de arriba como los de abajo con el meddley Nothing Last Forever/Walk on the Wild Side. Como reconocido admirador de Lou Reed y la Velvet. las pintas y la pose de su líder, de negro y con las gafas de sol ayudaron… y llegó Killing Moon, y solo alrededor del que esto escribe, aparecieron no menos de quince móviles grabando en video con su círculo ‘on’ en rojo y así… fue difícil que la emotiva canción cumpliera  con su conmovedora función. La tendrán eso si en la red desde diferentes puntos de vista y mismo sonido horrible.
 
Con The Cutter y McCulloch luchando en los tonos altos se despidieron cuando apenas había transcurrido una hora, para  aparecer enseguida en tono festivo Lips like sugar, volverse a ir y reaparecer cuando no se les esperaba, para una más, la taciturna Ocean Rain para, entre ida y venidas completar los reglamentarios noventa minutos. No fue un mal concierto, porque el repertorio, repleto de magníficas canciones de sus discos de los ochenta, fue incontestable, y el sonido bueno, sobre todo de guitarra y teclados, pero… no dejará huella por su burocrática falta de emoción.

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