Sin trampa ni cartón y cara a cara en distancia corta, con su atuendo de referencia, ordenó su pequeño mundo doméstico, consistente en... silla, atril, lámpara, guitarra eléctrica y un pequeño aparato de ruidos, con los que consiguió dar calidez al frío espacio de La Casas de los Jacintos, que sobrevive imprescindible como local cultural irreductible.
Presentó canciones de su último doble disco "Rumbo a peor " que será diseccionado hasta el hueso en este mismo blog en una entrada específica, sólo decir que aquí las interpretó adaptadas a la situación, sólo con la guitarra eléctrica y que se movieron entre el vals, blues, ritmos de cabaret y circo envuelto en cálido minimalismo (si la confrontación de estos dos términos lo permite) bajo el personal sonido de su guitarra, jugueteando hasta el extremo con la disonancia
En cuanto a los audiovisuales, aparecieron los clásicos "El ruido de la cisterna sustituye al del mar" y "Demasiada clase para el vecindario" con sus impenitentes colaboradores Murky López, Eva Solex, Titín Albuerne, ... sobre las que, mientras musicaba directamente con la guitarra, iba relatando historias trémulas unas veces, hilarantes otras, con un fondo poético siempre constante pero nada transparante. Se intuye autobiográfico pero no se muestra fácilmente.
Embaucador a su manera, con momentos de nervioso catálogo de gestos, miradas, visiones y revisiones de su pequeño mundo en escena, se revela natural ¿o tal vez no?... algo más que un "spoken word"