16 julio 2024

Huercasa Country (6-7-24) Riaza. A THOUSAND HORSES - THE WONDER WOMEN OF THE COUNTRY - MYRON ELKINS - GOSPELBEACH - LOS NIKIS DE LA PRADERA- NAT MYERS - MEGAN MAIKE. Publicado en la web Rock & Roll Army

A Thousand Horses

Tras el reajuste horario, la jornada del sábado se convirtió en una maratoniana jornada que transcurrió sin sobresaltos meteorológicos. La tibia y soleada tarde favoreció esta vez el consumo de cerveza a raudales y aunque el cartel se abría a propuestas más abiertas al amplio género conocido como americana ‘music’ la tarde comenzó con la potente y sedosa voz de Meghan Maike que repasó los sonidos  el country y folk bajo el tamiz de los lugares por lo que ha transitado en su vida. Desde el blues del Mississippi hasta los sonidos áridos del paisaje australiano, su actual residencia. Encantadora y agradecida, tocó la fibra con sus melodías templadas, pero también y gracias a la su banda y especialmente a la guitarra de Steve Hewitt, la eléctrica energía brotó desde el austero entarimado.
 
Meghan Maike

El que sí que se enfango bien en los cenagales del Delta fue Nat Myers, que se plantó solo con su guitarra metálica para ofrecer un ambulante viaje por los sonidos del blues primitivo y destartalado. Su vida, al igual que los viejos ‘ramblers’ ha sido un constante viaje de búsqueda  guitarra en mano y a la sombra de la grada emuló a los pioneros, incluso con su presencia física y escénica. Con su frenética y prodigiosa zurda y deslizando el cuello de botella por el mástil, logró enganchar con su… nada fácil propuesta a un público que se hacía cada vez más numeroso atraído por la curiosidad  y que perplejo, permaneció hasta el final de esta ruta sonora que comenzó individualmente  en el sur del Delta para en un par de canciones finales abarcar acompañado a dúo y con las misas armas, cerca del blues de Chicago.
 
Nat Myers
 
El escenario principal lo abrieron Los Nikis de la Pradera, la actual transmutación country de la emblemática banda de los 80’ Los Nikis, que con una instrumentación sencilla a base de acústicas, banjos, cajas y escobillas mostraron su particular e irónica visión del mundo sin perder la acidez en las letras. Presentaron su recomendable estreno discográfico y tunearon con sentido su viejo éxito «Diez años en Sing Sing», pero como ellos mismos dijeron ‘Nos sentimos como la Ponferradina en la Champions’ y realmente así fue, pues aunque hicieron una buena actuación y el público respondió, aparecieron, más por sus letras que por su música, desubicados y fuera de contexto. Hubiera estado mejor en el escenario de la plaza al mediodía.
 
Los Nikis de la Pradera

Con la luz de la tarde declinando ligera llegó el turno para despedirse de GospelbeacH. Brent Rademaker anuncia retirada, al menos del proyecto como tal, y en esta luminosa  actuación lució su mejor sonrisa y ánimo. Comenzaron desperezándose entre cadencias medias de psicodelia evocadora y elegante, evocando las melodías del West Coast californiano de los 60. En formato básico de cuatro, los teclados fueron protagonista en buena parte de las canciones, como perfecto complemento a la guitarra slide cuando el momento lo requería, como en «I Close My Eyes» o «Yosk Blvd.» dos canciones de su último trabajo Wiggle for fingers que presentaron con entusiasmo entre algunos alardes de rock enérgico y arrebatos hillbilly con Brent jugando con su sombrero para batearlo fielmente con el mástil de su bajo. Como epílogo apareció Germán Salto, como ya hizo en anteriores actuaciones para interpretar «You Ain’t Going Nowhere», la original de Dylan que popularizaron ¡como no! The Byrds en su disco junto a Gram Parson Sweetheart of the Rodeo poniendo punto y final a una brevísima actuación de cuarenta y cinco minutos que dejo con ganas de muuuucho más.
 
GospelbeacH
 
Con el crepúsculo llegó tras no poder actuar el día anterior Myron Elkins el joven blanco de veintiún años sorprendió con una descomunal voz negra y madura, para arrasar de inicio junto a su banda de tres guitarras a base de setentero hard-rock zeppeliano y rithmanblues stoniano, para continuar por las sendas del hard-blues denso aderezado de electrizantes punteos eléctricos que desembocaron en vibrante souther-rock. Avanzada la actuación y con la acústica a cuestas, demostró que también tiene aprendida del country-rock… y del soul del que se iban impregnando las canciones hasta… lanzarse directamente a la yugular con «Driving wheels» el original de Al Green y finalizar el concierto en plan jam sesson instrumental sacando lo mejor de los músicos que le acompañaban… y de él mismo que sin ser un virtuoso, se animó con algún alarde guitarrero. Una actuación poderosa la de su estreno en estas tierra.
 
Myron Elkins

De noche ya, llegó uno de los momentos más esperados para muchos, la actuación de The Wonder Women of Country el trío formado por Kelly Willis,  Brennen Leigh con las acústica y Melissa Carper con el contrabajo que interpretaron canciones de cada una de ellas con su propia voz además de algunas de las aparecidas en su Ep conjunto. Apoyadas por la slide guitar y una batería prácticamente testimonial ante el protagonista del contrabajo se fueon turnando a la voz, aunque todas ellas participaban  haciendo coros y doblando voces… además de cubrirse en algún desliz vocal. Las canciones de Kelly sonaron a country clásico en su versión más íntima y emotiva «Another Broken Hert», «What I Deserve» escrita como recordó junto al Jayhawk Gary Louris,  o «A Thousand Ways». Las que cantó Brennen no se alejaron del clasicismo del género, pero en su versión más extrovertida y animada «Fly Ya To Hawaii» con el slide como protagonista, entre otras historias de camioneros y fantasmas adolecentes en clave western-swing. El turno le llegaba a Melisa con las revoluciones altas, que ella se encargó de mantener a ritmos tex-mex «Texas, Texas, Texas». Una variada, entrañable, simpática y entretenida actuación. Todo eso y más. 
 
The Wonder Women of Country

Pasada la media noche se cerró esta edición con una banda de ruidosas guitarras y energía rockera, como suele ser habitual en el festival, con la primera visita de A Thousand Horses al territorio español. Los de Nashville hicieron piña tras la batería para conjurarse cual deportista en trascendente acto antes de salir a escena… comenzar el espectáculo liderado por su vocalista Michael Hobby que dominó el escenario moviéndose con desenvoltura por el entregado a un púbico que apuró sus últimas energías en ellos. Mereció la pena, pues la épica rockera con las guitarras estallando en punteos electrizantes, pronto atrapó a los muchos que se quedaron en las primeras filas tras la actuación anterior. Se manejaron con solturas ente emocionantes melodías de country -rock emotivo pero muy enérgico, springtinianos momentos que dejaron algún espacio a la psicodelia y la distorsión, sobre todo en el orgiástico final de la actuación  aunque los alardes de Zach Brown en los solos de guitarra, eran claros y afilados con algún arrebato AOR ochentero incluido. Se lo pasaron genial en el escenario y los de abajo más aún como broche final a una noche para recordaren este caso… en lo musical.

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