Primera
fecha del ciclo de conciertos La Pérgola de cervezas Alhambra que tendrá lugar
todos los sábados al mediodía y que comenzó con dos personales propuestas de similar
evolución La
primera, la del jerezano Dani Llamas que tras liderar durante la primera década
de siglo la banda de punk rock GAS Drummer, y continuar años más tarde ya en
solitario explorando los sonidos del pop enérgico, el folk rock o el “americana”,
cierra ciclo vital volviendo a sus orígenes, los de su tierra, presentado en
directo en el agradable espacio abierto de la Marina las nuevas canciones en
castellano bajo el nombre de “La vedad”
Composiciones
que hunden sus raíces en la tradición
popular andaluza: coplas, fandangos, bulerías… y que Dani impregnó de los
sonidos que le han llevado hasta este momento, un cruce de caminos que mezcla
lo personal y lo musical y que interpretó a flor de piel en las emocionantes «Fui piedras», «Fandangos de la libertad» o «Que bien me
suena tu nombre» reivindicando las figuras de Manola
Agujetas y La Niñas de los Peines y José
Menese. Revitalizó sonidos primitivos con la electricidad de las
guitarras, dotándolos de
luminosidad de “raíz contemporánea” o
descaradamente pop como en «El salto
al cielo» o la que
titula el disco.
La segunda, la del barcelonés Enric Montefusco, inmerso también en cerrar… o seguir avanzando en ciclo vital y musical. Después de poner punto y final a Standstill, banda de origen hardcore que evolucionó hasta conseguir aceptación comercial con un discurso propio al margen de etiquetas, su carrera en solitario se mueve por los terrenos de la tradición… la canción popular a la que impregna su reconocible legado rock. Así lo demostró en una actuación intima, únicamente acompañado por su acústica, con la que presentó sus canciones despojadas de los detallistas arreglos que utiliza en sus discos en solitario.
Cómplice con el público, como en un pequeño
teatro introduciendo con palabras, más
bien susurros, canciones entre las que no faltaron clásicos de Stadstill como «¿Por qué me llamas a estas horas?» que paradójicamente funcionó
interpretada en su mínima expresión. Simétrica actuación que comenzó y terminó con «Todo contra
todos», aunque
den la segunda versión, sin amplificar, se bajo del escenario para… como
trovador moderno tocar junto al público, al menos lo que permita la distancia
entre los asistentes.
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