05 enero 2021

THRUSTON MOORE - By the fire (The Daydream Library Series)

Tras la traumática ruptura de la banda que parecía dejaría huérfanos a un buen puñado de irredentos, las prolíficas y productivas carreras en solitario, tanto de Thurston como de sus antiguos compañeros de viaje en Sonic Youth, han conseguido colmar triplemente las necesidades sónicas de sus fieles.  
 
Eso si, mientras sus ex: Lee Ranaldo  y Kim Gordon (además en lo personal),  huyen hacia adelante en sus últimos discos y se alejan de la inercia sónica, con resultados sin duda convincentes, "No home records" (2019) la bajista, y Names of north end women” junto a Raül Refree (2020) el guitarrista, lo confirman con creces…Thurston Moore transita por el sentido inverso.
 
En su séptimo disco, posavasos doble de de cinco cuartos de hora largos de duración total distribuidos en nueve canciones, desarrolla lo ya apuntado en su meritorio “Rock n roll consciousness (2017), esto es, mantener la llama que aviva el sonido que ha marcado su carrera, pero sin dejarse llevar por cantos de sirena que le anclen a un  pasado cuya orilla ya conoce. ¡Cuadrar el círculo entre las melodías y el ruido vamos!
 
La dupla inicial marca el rumbo, Lo que en “Hashish” es un trote entre recreativos estribillos forjados a base de punteos ¡no de acordes! en “Cantaloupe” se convierte en galope soltando barro entre ritmos contundentes que son ahora los que marcan el estribillo ¡el Enter sandman de Metallica?  Nuevas sendas con las que disfrutar al paso en los doce minutos de “Sirens” e ir cogiendo tímidamente impulso en “Caligraphy”  para tirar de espuelas y cabalgar libres durante los dieciséis minutos de “Locomotives”. Parada y posta más allá de la ruta en la despojada de cinchas “Dreamers work” y a desbocarse definitivamente en “They believe in love (when they look at you) para terminar la aventura en el crepúsculo de la perturbadora y tensa “Venus. Abrupta y abarrancada excursión entre distorsiones, disonancias, ruido y relinchos al filo del precipicio.
 
By the fire,  bebe del abrevadero The Eternal (2009) parada sin retorno de Sonic Youth y en dicha estancia se decía que los cuatro forajidos neoyorkinos regresaban a los orígenes,  al "Goo" (1990) o "Dirty" (1992). Las aristas encajan y el jinete Moore cuadra el círculo… sin dejar de seguir avanzando, en espirales de ida vuelta.
 


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