Dieciocho años, seis meses y seis días
después de su primera y única actuación en la desaparecida sala Revólver, Greg
Dulli junto a John Curley como únicos supervivientes de la banda, regresaron a
la capital. Ambiente de gala para recibir a Dully que apareció galante y
elegante como siempre, aunque físicamente el tiempo no ha dejado bien parada su
figura.
Comenzaron densos y oscuros con Jyja de
su recién estrenado y valorable último disco ‘How do you burn?’ para a
continuación, imprimir un empuje e intensidad hercúlea en ‘Ill make you see
god’ y algunas de su discografía reciente. ‘Matamoros ‘ o ‘Light as a feather
sonaron arrolladoras mientras Rick G Nelson se multiplicaba con solvencia entre
la guitarra, el teclado y un violín que no acabada de oírse cuando las
eléctricas sonaban más potentes. ‘Toy automatics’ reconfortó… sobrecogedora y épica, previa a la primera incursión en el
repertorio clásico, que el de Cincinnati anticipó tratando de recordar el año de su
anterior visita y afirmando que si alguien estuvo allí recordaría lo siguiente.
Lo siguiente fue del tirón ‘Gentlemnan’, ‘What jail is like’ y ‘Fountain
and fairfax’, esta última con ‘How do you love?’ de Bo Didley como intro.
Momentos de éxtasis con las primeras filas en danza y las restantes alzando
brazos. Dully, obsesivo con el sonido de monitores durante buena parte del
concierto, afina su guitarra y le sale
más por casualidad que adrede, los acordes del Angie ‘stotniano’, que anticipa
tiempo muerto con ‘Algiers’ emocionante y rítmica y ‘Something hot’ en la que
subiendo de nuevo decibelios, se hizo patente la vena soulera de la banda...
…pero la noche avanzaba por otros derroteros,
como demostró un tramo final de infarto
con los músicos crecidos y con Christopher Thorn (Blind Melon) tomando algo más
de protagonismo con las seis cuerdas. ‘John the Baptist’, ‘My enemy’ y
’Summer’s Kiss’ sonaron heroicas, para finalizar tras hora y media de actuación
con la evasiva ‘Into the Floor y un guiño a The Smith con las primeras estrofas
de ‘There Is A Light That Never Goes Out a ritmo ultra lento y pausado con el que un
mesiánico Dully presentó a la banda y se marchó
de forma crepuscular, dejando a los músicos rematar una faena que dejó más que satisfecho a los presentes. Hasta la próxima Dully ¡un figura…! ¿Habrá que esperar?
de forma crepuscular, dejando a los músicos rematar una faena que dejó más que satisfecho a los presentes. Hasta la próxima Dully ¡un figura…! ¿Habrá que esperar?
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