Más que una
novela es un cuento situado en la mediterránea Provenza francesa en el que
principalmente los personajes masculinos, tras un fortuito hallazgo
arqueológico, se verán obligados a relacionarse y entenderse, poniendo patas
arriba su vida cotidiana. Una pareja adulta formada por un poco motivado
director de escuela con frustradas aspiraciones arqueológicas y su mujer,
además de sus vecinos el señor Sécallat campesino jubilado y su mujer enferma
de Alzehimer.
Una trama bien
urdida en la que el autor atrapa en principio con una serie de hechos narrados
desde la intriga realista, para poco a poco ceder terreno ante sucesos donde lo
irreal y mágico se tornan protagonistas, imbricándose e incluso mediatizando si
así el lector lo desea (como el propio autor indica), los mitos y leyendas del
lugar con la terrenal existencias del mismo.
La tradición
como silenciosos ente, palpable en el devenir cotidiano a través de sus
elementos naturales, protagonistas ancestrales que explican las costumbres de
las gentes que habitan un territorio en el que el Macizo del Luberón, el Río
Calavón o el Mont Ventoux y
especialmente el Mistral fuerte viento del Norte imprimen carácter y explican
buena parte del presente y pasado de los habitantes de esta tierra dominada por
las calizas y las aguas que por ella se filtran.
Realidad y
ficción se mezclan en esta parábola vista además por los cómplices ojo de un
gato con nombre propio El Húsar que observa y percibe lo que ocurre como nexo
que vínculo lo biótico con lo abiótico como metáfora de dos mundos no tan
alejados que conviven en el mismo lugar: el de los druidas y hechiceros
prerrománicos en contacto con la naturaleza
y el de sus contemporáneos sucesores alejados de ella.
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