Cualquiera diría que la banda que pasó por el escenario de la legendaria sala del barrio de Chamberí, proviene de Londres, y mucho menos que parte de sus miembros tengan origen sueco, neozelandés… pues lo que ofrecieron fue un brillantísimo viaje por los sonidos de la cosa oeste norteamericana, un recorrido por los 60’ y 70’ con influencias reconocibles, que sin embargo no sonaron nada retro y que comenzó con ‘Let Me Dream On You’ la canción que abre su último trabajo On A golden Shore (Loose 2024) título que refleja a la perfección las sensaciones que la banda provocó ante la numerosa audiencia.
Continuaron
en tono country con ‘(I've Seen)
The Summer In Your Eyes’ y ‘My Blue Eyed Song’ rememorando a Flying Burrito
Brother, mientras rendían homenaje al
sonido Byrds en canciones de guitarra aclarada como ‘Happiness In My
bird’ gran momento inicial con la banda brillando en voces y juegos corales.
Sonidos que se proyectaban entre ecos de psicodelia radiante y space-pop templado en viejas
canciones como ‘Honeywater’ o ‘Weep & Whissper’ o recientes como
‘Disbelieving’ o ‘Sweet Light’, otro momento idílico con la slide y las
guitarras en luminoso apogeo.
Según
avanzaba la actuación, la psicodelia fue tomando leves tintes lisérgicos, sobre
todo en algunos brotes de delirio, aunque sin grandes desfases a las seis
cuerdas… muy Richard Lloyd. ‘Don't Want To Feel So Bad Anymore’ o en otra de
sus canciones más antiguas ‘The House On
The Hill’ para desatarse por completo en el bis: ‘I Will Please You’ y ‘Mother
On Earth’ fueron las que culminaron hora y media de reconfortante viaje, que
dejó a los pasajeros contentos y felices como así comentaban camino del
apreciado vinilo del merchandising