Tras su apreciable anterior trabajo A Legacy of Rentals (Positive Jams 2022)
que contó con una orquesta de 14 músicos y se caracterizó por ser más folk y
oscuro ya que se compuso durante el confinamiento, Finn se desata en este nuevo
trabajo en melodías en las que no rehúye cederle protagonismo al piano,
atreviéndose además con arreglos de sintetizador y guitarras en ascenso que le
dan un ligero toque progresivo e incluso motórico, pero sin perder la esencia
ni el ritmo de unas canciones siempre apegadas a un aire de cálida nostalgia
reafirmada por su característica voz.
El artista que comparte su carrera en solitario con
su la de su banda The Hold Steady, alterna en este nuevo trabajo, tiempos
medios springstianos: “Bethany”, “A Man Need a Vocation” o “Postcard” con
momentos más íntimos: bajo el aura de la narrativa dylaniana: “The Man I Always
Been. “Clayton” o “Shamerock”, además de gozosos estallidos eléctricos que
generan euforizantes estribillos para corear en lúdica hermandad: “People of
Sustance”, “Crumbs”, Luke & Lenna” o “Postcard”, canciones extrovertidas y exultantes que brillan entre teclados y punteos de
guitarra electrizante.
Producido por Adam Granduciel, amigo de toda la
vida de Finn y líder de The War on Drugs (banda que suma a algún otro de sus
miembros colaborando en las voces), aporta una cadencia que fluye según los ascensos y caídas del
ficticio protagonista de las canciones de este disco conceptual que habla del
ascenso y la caída de un clérigo que sin ninguna fe hace carrera eclesiástica… escenificación
sonora que se refuerza de forma teatral dividendo el disco en dos partes, con un recitado de cinco minutos que
divide la obra a modo de entre acto “Fletcher’s”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario