Aunque
estaba todo vendido desde hacía varias semanas, la esperada tercera visita del ex
Only Ones a la legendaria sala de la calle Jardines, no vino acompañada de los
mejores augurios. A una noche de domingo desapacible fría y lluviosa, se une el
anuncio justo antes de que salga a escena, que ha pasado el día con problemas
de voz, pero que está algo mejor y no cancela, sigue adelante pues, pero pide, elegantemente
sin exigir ni prohibir, se comunique al público que se abstengan de grabar
videos. No acaba ahí la cosa, pues nada más aparecer sobre el escenario, en
primerísima fila un espectador sufre un desmayo afortunadamente sin
consecuencias para el afectado, que pudo presenciar el concierto más allá del
susto.
Tampoco
el aspecto físico del septuagenario protagonista ofrecía demasiadas garantías,
algo deteriorado con respecto a sus anteriores presencias tras sufrir un covid
severo y una operación de cadera… pero bien acompañado por una banda, su
familia en la que se sostiene en lo personal, se supone, pero principalmente en
lo musical que es lo de lo que aquí se trata.
El
caso es que el londinense de mirada oculta bajo sus sempiternas gafas oscuras,
¡aguató el tipo! dando más de lo que tenía, para sostener con oficio, una
notable actuación… que podría ser la de su despedida, al menos por la temática
de su último trabajo publicado The
Cleasning (Domino 2024) que habla de la depresión, suicidio, eutanasia, muerte... y sobre todo
por el repertorio elegido, repartido cual muestrario recopilatorio de sus
diferentes momentos creativos proyectos, equilibrado entre el pasado más
lejano, con cinco canciones de su citada banda de los 80’, y el presente más
cercano, con otras cinco de las veinte que aparecen en el también nombrado
disco.
Tanto por el
título, como por la instrumentación, suena de inicio como declaración de
principios… o de intenciones «I Wana Go With Dignity» seguido de «Sweet Endeavour» dos animosas canciones con las que
enseguida se evidenció que el protagonismo melódico correría a cargo de Jamie
en la guitarra, y el rítmico de Peter Jr. al bajo, sus dos vástgos. Mientras el
progenitor se esforzaba en la voz, creciéndose incluso en una estupenda «An Epic Story» mientras iba alternando ya algunas
de The Only Ones como la expansiva y desbaratada «The Big Sleep» o la dylaniana y animosa «The Inmnortal Story», aunque fue en la nuevaolera y
fresca «Flaming
Tourch» con los
teclados de Jenny Maxwell, su nuera, brillando donde el legado de Perret
consiguió elevar el tono de la actuación.
También con
los teclados acolchando a las afiladas guitarras en «Mixed Up
Confuction» y la
siguiente «War
Plan Red» con su
jugueteo tecno inicial a las teclas y unas guitarras chirriantes, la gente se
puso a saltar al son de la electrizante distorsión que emanaba del escenario.
Un par de canciones más de su vieja banda para finalizar, la inevitable y
exitosa en tiempos «Another
Gril, Another Planet»… ¡ahí sí
que sufrió con la voz! y el delirio eléctrico final precedido de una sugestiva
intro en percusión de «The Beat».
En el bis se
acordó incluso de una canción de los Ones, proyecto algo olvidado como breve
secuela de los Only Ones de la que rescató «Daughter» un guitarrero medio tiempo ruidoso y elegante que
sonó muy bien para, tras presentar a la family terminar con unos coros por todo
lo alto en la aguerrida y sincopada «Desinfectant», y aunque en la lista de canciones
había un par de ellas más anotadas, la cosa quedó ahí tras hora y cuarto de
ap
rovechada y valiosa actuación, que no fue poco, a la espera de que no sea la última.
rovechada y valiosa actuación, que no fue poco, a la espera de que no sea la última.
No hay comentarios:
Publicar un comentario