Cuarto disco de estos gallegos melómanos que de nuevo nos traen sorpresas. Si
en su anterior disco se transmutaron en la ficticia banda Arthur & the
Writers, en esta ocasión se desmarcan con un disco conceptual en letras y
sonido y estructurado claramente para el formato vinilo. Diez canciones
divididas en dos bloques de cinco que se enlazan unas con otras salvo en el
supuesto cambio de cara y que es un homenaje totalmente explícito a las bandas
clásicas que les influyen.
Cuenta la historia de un trabajador norteamericano en los años 50' que harto
de ser explotado pos su jeje decide matarle, pasa diez años en la cárcel y al
salir vuelve a su lugar de origen para purgar penas por si mismo. Las cinco
primeras canciones ocurren antes del presidio, las cinco siguientes
después.
En lo musical no se cortan a la hora de reflejar lo mejor de sus bandas
favoritas, utilizando incluso fragmentos de los mismo (o muy parecidos)... ¡
ojo ! ya avisan en el cuidado envoltorio que acompaña al disco. Están
homenajeando a Stephen Stills, Neil Young, Robbie Robertson, George Harrison,
Ray Manzarek, Bob Dylan, Joni Mitchell... por citar algunos entre muchos otros.
No hace falta ser un experto en el género para reconocer "The
Weith" (The Band) en "And I them the rain started", "Within
you without you" (The Beatles) en "Follow the white stone" o "Cortez
the killer" (Neil Young) en "We've had enough", se inspiran en
ellas con naturalidad y sin ningún complejo... pues partiendo de ellas, las
desarrollan aportando sonoridades propias... como en "Deep in the
fall" o en "I used to drive a truck dónde consiguen un bonito
equilibrio entre la melodía pop de sus queridos Beatles, los ásperos guitarreos
de la Creedence
y las teclas psicodélicas de los Doors. ¡ Hasta el espíritu de los Zeppelin !
se cuela en "Fifty dollars in my hand"
No es un disco para jugar a ver donde les pillas… ni son originales, ni lo
pretenden pero han conseguido recrear los sonidos que les placen a la perfección,…
el risego está en eso . Un disco para escuchar del tirón y saborear ahora,
dentro de diez años o hace veinte. Un preciso y precioso homenaje a sus
maestros... y a ellos mismos.
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