Cambio de escenario para albergar al fenómeno indie-mediático de los dos últimos años y reventón increíble de gente en la fría noche de la Casa de Campo. Expectación por ver a los de Glasgow defender un repertorio escaso, 24 canciones en dos discos para una banda que ha entrado, gracias (aunque no sólo) a la pasión juvenil festivalera, de forma fulgurante en la división de las megaestrellas del rock británico.
A lo largo de la hora y cuarto que duró la actuación, solventaron bien la escasez de repertorio, no desviándose de cmo suenan las canciones en el disco (sólo al final con "This fire" ruidosa y distor´sionante) ni la fórmula que les ha dado el éxito. Aunque el mérito dependiera más de unos fieles seguidores bien dispuestos al baile y la diversión, que para eso forman ya parte de los elegidos, esas bandas que ofrecen espectáculos más que conciertos. Porque espectacular fue la puesta en escena a lo grande con imágenes y efectos luminosos de los que se encargaban cuatro personas colgadas del techo del lugar.
En cuanto a lo musical y dejando lo más posible al margen la locura colectiva -me parece un grupo sobrevaloradísimo que ha destacado más por actitud (parece que se llevan los chicos buenos) que por su sonido- me quedo como más destacable de la noche algunas canciones de su último disco como "Walk away" o "Eleanor, put your boots back on" canciones con más recorrido y donde se olvidan por esa obsesión constante por el baile que les hace caer en una efervescente alegría fácil y muchas veces mimética. Canciones como "Take me out" se hacen chirriantes a la segunda escucha en disco y aunque en directo funcionan ¡ claro ! oír algo que se salga de las pautas habituales en ellos, resulta oxigenante y realmente necesario para no esprimir hasta agotar la fórmula. En esa línea me pareció también acertada la inclusión cada vez mayor de teclados en las canciones con mucha presencia en el directo y dándole un toque "glam" por momentos.
Buen concierto realmente para pasarlo bien y divertirse ¡ si ! pero sin sorpresas, apoyados en un alto volumen de sonido, en un espectáculo y recinto que no les hace convincente. Sin pretensiones por su parte, al menos no más del que su público quiera darles, del que me sorprendió que, aunque las primeras filas eran de jóvenes fans entregados, de mitad hacia atrás y en las gradas, la media de edad era bastante mayor a lo que se podría imaginar. Pensé que entregarse al éxito fácil era cuestión de edades tempranas... Telonearon Rakes, los de Brighton entretuvieron con un sonido demasiado cercano a los añorados Joe Division.