Segunda de las frías noches Wintercase con un público que, a diferencia de la semana pasada, se presentaba esta vez dividido entre irreductibles fans del de Manchester por un lado y el trío de Oxford por otro. De este duelo saldrían mejor parados los seguidores de los segundos que, por número de personas, ambiente y entusiasmo demostraron que el orden de aparición de artistas no fue el más adecuado.
De primeras se presentó Ian Brown con dos clásicas de The Stones Roses que sonaron de forma anodina y sin emoción, sin los ritmos de bajo y batería originales estas buenas canciones vagan por la insustancialidad. Ni la entrega y ganas del público por la nostalgia hicieron que resultaran brillantes. Mal comienzo que no se enderezó con su repertorio propio. Apoyado en una banda contagiada del pasotismo de su cantante, en la que guitarra y samples se enmarañaban constantemente en un muro de sonido indescifrable, las percusiones se presentaban muy previsibles y la trompeta sonaba estridente.
Nada ayudó en el empeño de su jefe por intentar actualizar o revitalizar el exprimido sonido Manchester en versión bailable. El baile, no surgía natural. Se mostró siempre arrogante aunque apático y con un repertorio de gestos desafiantes y repetitivos con la que solo encontró la complicidad de los muy fieles, en una sala en la que sus primera filas no estaban ya abarrotadas. Lo mejor, el cierre con "She bang the drums" de los Roses de nuevo, donde ¡ ahí si ! pudimos ver una banda sonando compacta y una voz menos lineal, pero fue el final y no hubo más.
Minutos antes Supergrass nos había dejando con muy buenas sensaciones ofreciendo un extrarodinario concierto. Quien lo iba a decir, una de las bandas de la generación brit-pop que menos en serio se ha tratado, demostrando años después que están en un excelente estado de forma ¡ y mejorando con el tiempo ! mientras ese mismo tiempo sitúa en su sitio, el de la languidez y la mediocridad, a otras bandas de mayor, aunque efímero, renombre y glamour...
...apareció Gaz Coombes sólo con su acústica, en un oscuro escenario iluminado por una gran luz blanca detrás. Hizo un par de canciones en el más puro estilo "americana" y se le fueron añadiendo músicos que siguieron la misma dinámica, casi media hora de actuación en acústico, lo suficiente para dejar con la boca abierta a todos y empezar a tocar, ya con las luces habituales, en eléctrico parte de los éxitos de sus discos anteriores "Grace", "Moving", "Richard III" y algunas de "Rouen to Rouen" disco que presentaban como "Tales of Endurance" y la que da nombre al disco.
Guitarras bien conjuntadas con más o menos psicodelia y sonando altas junto a percusiones variadas, tribales a veces circenses otras, que junto a la batería complementaban a la perfección el sonido final, creando momentos de auténtica emoción. Dominaron el sonido de sus instrumentos y las composiciones a la perfección de ahí que tanto en acústico como en eléctrico resultaran eficaces.
Abrieron el concierto I am Kloot, de los que apenas pude oír sus tres últimas canciones. Con un ambiente íntimo de luces y sonido sonaron muy bien con las acústicas en una balada y un medio tiempo. La próxima vez no habrá que perdérselos.
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