Tras
una intro de redobles de batería, en formato trío y ante muy buena entrada para
ser entresemana, apareció Susan para presentar las canciones de Sonora su último trabajo que como ella
misma explicó, saldrá en un par de meses, a la vez que agradecía a la gente que
no se hubiera quedado en casa esa noche… como premio, el privilegio de ser los
primeros en escucharlas en el primer concierto de la gira.
Así
fue como fueron sonando desde el inicio nuevas canciones como «Snakebite» o «Have Mercy» dominadas por
electrizante hardblues en el que los habituales solos de guitarra de la
protagonista, comenzaron ya a enardecer al público, a la vez que reafirmaba su
vena más hardrockera y setentera en canciones ya conocidas como «Dusty Road» o
«Fever», para ofrecer una breve tregua en forma de medio tiempo «So Long» otra
de las nuevas composiciones.
La
noche comenzó a echar chispas con el primero de los invitados Jose Nortes con
quien Susan recordó que ha grabado Sonora
en su estudio Black Betty y con quien a dos guitarras, atacaron otra nueva «What I Want» presentada
como una canción que habla de hacer lo que le da la gana a cada cual, como así
hicieron la dupla de guitarristas que se lanzaron de forma salvaje en festivo
duelo de solos y punteos, en uno de los momentos más excitantes de la noche,
con permiso del ofrecido por el siguiente invitado…
…y
es que si Susan llegó hace unos años a la capital desde su Badajoz natal, lo
mismo hizo desde Granada en el 62 Miguel Ríos como cantó en «Cosas que le debo a Madrid» en la que narra
su inicial y dubitativo periplo por la gran ciudad. Lo hizo con chupa de cuero,
tercio de cerveza en mano y esa voz tan particular que parece, no solo no
apagarse, sino crecer ajada en tronos imposibles, para el regocijo de un
público que copó el momento álgido de la noche con innumerables grabaciones
para su difusión en red (pasen y vean).
Difícil
mantener el nivel tras el vendaval, pero «Rattlesnake», un clásico de su
discografía junto a Paco Mayo en la tabla de lavar como último invitado de la
noche, y y la infalible, vigorosa y pegadiza -está sí conocida como adelanto
del disco a presentar- «Hot Road Lady» lograron mantener el nivel, aun cuando
ya sólo quedaba la guitarra de Susan en el escenario. Incluso se aceleraron las
revoluciones en el final, con un brutal y enérgico delirio eléctrico «Let it
Ride» otra de las nuevas, y ya en el bis acabar con los tres sentados en el
centro de la sala, con el batería baqueteando en el suelo casi a ritmo de
rockabilly, el viejo «Skin & Bones» para poner fin a una feroz y bulliciosa noche.
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