Buen
ambiente en la sala, aunque quedaron entradas en taquilla, para ver al
controvertido mito punk (Rotten-Sex Pistols) ahora Lydon en acción, y un
público inclasificable en cuanto a edad y poco significado en vestimenta ¡que
la imagen también cuenta! algunos jóvenes, una o dos crestas, algunos guiris,
mucha mediana edad… y pocos pogos, sólo al final y de escasa intensidad, y es
que la gente dejó a un lado la ‘pose’ para disfrutar de una actuación que,
según cometarios previos de seguidores en primeras filas, generaba algunas
dudas… despejadas desde el inicio. John se lo trabajó y ofreció una actuación
más que digna... notable, esforzándose en la voz, aunque el falsete ya le
cuesta y trabajándose lo escénico.
Ofreció
un esperado repertorio basado en sus primeros trabajos, especialmente Metal Box (Virgin 1979), pero no se
arrendó en defender algunas canciones de End
of the World (PIL 2023) que encajaron más que sin trauma, con bastante
acierto entre el resto de cancionero clásico. Sobre todo en el comienzo con las
nuevas ‘Penge’ y ‘Being Stupid Again’ con ‘Albatross’ de por medio como primer
enganche emocional y la sección rítmica machacando
a base de postpunk duro, maquinal y contundente: tribal Bruce Smith en la
batería y persistente Scott Firht en el bajo tensando tempos para que la
eléctrica de Lu Edmonds experimentara entre distorsiones arty. Gran trabajo de
la banda al servicio de la teatralidad operística y circense del mago Lydon que
embaucaba concentrado en su voz e interpretación… ¡y en las letras! que no
faltó el atril con las mismas por si acaso.
‘This
is not a love song’ sonó expansiva, con los ritmos como protagonistas y en los
terrenos de la pista de baile más acelerada, declamando y adecuando la voz en
los tonos más complicados, al igual que las oscura ‘Poptones’, ‘Death Disco’ o
‘Memories’ en esta última, brillaron Edmunds con su buzuki electrificado adentrándose
por sendas progresivas y Firth con el teclado de aires arabizantes… aportando
protagonismo melódico con sus laberínticas armonías sobre el muro rítmico.
Se
acordó de su mujer (casi cincuenta años juntos) recientemente fallecida, para
continuar su recital interpretativo de miradas, gestos y ademasen: dedo a la nariz
y escupitajos… ¡a un cubo de basura situado detrás! después de enjuagarse, que
no tragar el brebaje marrón contenido en una botella ¿de whisky o de colutorio?
Volviendo
a lo musical y tras un final de actuación que se hizo un tanto repetitivo en
cuanto a ritmos mencionados, llegó el bis con Lydon aún con fuerzas para gastar
los últimos cartuchos en la aclamada ‘Public Image’ la versión de Letfiel
‘Openm Up’ y una destacadísima ‘Rise’ en la que se permitió incluso alardes
vocales, para despedirse tras más de trabajada y convincente hora y media, cumpliendo
por encima de lo esperado. ¡Buen trabajo John!
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