Poco a
poco y ya en su cuarto disco, la banda con base en Madrid ha encontrado su hueco
en el extenso inventario del pop alternativo. No por rodearse de múltiples
colaboradores, pues aparecen en segundo plano y no roban protagonismo a la
banda, sino por la naturalidad con la que fluyen unas canciones que suenan
equilibradas entre el guitarreo eléctrico y los sintetizadores oscuros bajo la
pulsión del ritmo marcado «Creo que empiezo a ver la luz» en la que citan a clásicos de la música brasileña -de la que se
declaran seguidores- cuya influencia se concreta vía Donosti sound «Vuelvo al mar» y en bossa directa «Viernes noche en casa». El efectivo pop enérgico «Proserpina» con Marta Movidas o «A Banda» con Tulsa, cede ante cadencias menos
previsibles y más interesantes sobre todo en el leve aire industrial que deriva
en western «Todos los santos» con Medalla o ensoñador pop compacto de «Los
almendros, los cerezos» con Estrella Fugaz. Letras de ¿saudade costumbrista o irónico
pesimistas?
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