Drama tragicómico y surrealista que cuenta las peripecias de una parasitaria familia de Los Ángeles (nada que ver con la de Corea) cuya forma de vida (se intuye elegida) consiste en cotidianos timos de poca monta. Estafadores profesionales de pacotilla y muy alejados del glamour de las películas del género.
Se mueven al margen de la sociedad, tanto en el plano administrativo como en el afectivo. Un triángulo padre-madre-hija encriptado en inestable equilibrio que se romperá por el vértice más débil el de la joven de estrambótico nombre Old Dolio (Evan Rachel Wood) que ha vivido alejada del mundo en radical desapego familiar y social.
Una tarada que toma conciencia de su propia disfunción perpetrando uno de sus colegiados trapicheos: al acudir a un taller de maternidad y cuando entre en escena un personaje externo (Gina Rodríguez) como circunstancial socia. Punto de inflexión marcado por la definitiva réplica de un terremoto que hará temblar los cimientos emocionales de la protagonista para poner en cuestión su relación con el mundo: familia, dinero o sexualidad.
En un paisaje urbano ajeno, luminoso pero congelado como una pintura hiperrealistas de R. Estes, que cincela brutalmente la rigidez de su cuerpo. Original y esperanzador alegato contra la soledad del mundo material.
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