04 enero 2021

LOS ENEMIGOS - Bestieza (Alkilo Discos) Publicado en la web Ruta 66

Tras una carrera nada fácil solventando obstáculos artísticos y personales dejaron huella en una inmensa mayoría de aficionados de distinto pelaje (en sus conciertos ha quedado reflejado que no son sus seguidores de retrato fácil).  Regresaron a los escenarios en 2012 con la gira “La revuelta enemiga” y dos años después publicaron “Vida inteligente” un disco de agridulce calado cuyas canciones y duración hay que entender a posteriori como un rodaje previo a lo que estaba por venir, aunque ¡cómo no! nos dejó algunas muy buenas canciones.

 

Los madrileños poco tienen que demostrar ya, pues sieguen siendo la banda de referencia del rock enérgico de guitarras de este país que, sin necesidad de distorsiones ni capas de sonidos, hacen sonar las guitarras con rabia y estruendo en contagiosas melodías apuntaladas por ritmos voluminosos con las que consiguieron ya hace tiempo su característico y personal sonido.

 

En todo caso, lo han demostrado de nuevo en “Bestieza”, palabra castellanizada de la catalana bestiesa (donde reside ahora Josele) que entre varias de sus acepciones incluye el de animalada, concepto muy representativo de este disco. Un torbellino de diez canciones para escuchar del tirón, directas y con poco espacio para sus efectivos medios tiempos.

 

Sin apenas pausa entre ellas, salvo las situadas estratégicamente en el medio y al final del disco. “La costumbre” y “Rey pescador” de minutaje más amplio y diferente cadencia nos ofrecen un breve respiro, dos canciones que bien podrían formar parte del repertorio en solitario de Josele Santiago, también “Sacrilegio sideral” (todas ellas en el fino alambre de las que forman parte de uno u otro repertorio) y con las que se esmera en diferentes recursos vocales. Profunda, oscura y rayando la psicodelia suave la primera; cercana, luminosa y cercana al jazz más amable la segunda y en la mejor tradición trovera la tercera.

 

Pero en “Bestieza” predomina la aceleración urgente y visceral, desde la inicial y sobresaliente “Siete mil canciones” inconclusa de las sesiones del disco Nada (1999) que resurge ahora para convertirse en imprescindible himno de la banda al nivel de “Septiembre” o “Desde el jergón” y referente icónico del rock contemporáneo. Sin pausa aceleran al punk vigoroso y nada volátil en “Vendaval” para adentrarse un contundente y brioso medio tiempo “La ofensa” que raya la excelencia en su línea melódica.

 

En “Menos que un perro” asoman los orígenes, entre el blues y el boogie vacilón característico en su discografía (sobre todo inicial) que ahora suenan feroces y con riffs despiadados desplazando a los ortodoxos punteos del género. Algo similar encontramos en la rabiosa y apresurada “Hey Judas” cuya letra nos lleva directamente a su imprescindible “La vida Mata” (1990).

 

“Mar de sendas” era un esbozo de canción creada por Fino Oyonarte que Josele acabó de dar forma en letra y música y que junto a “Océano” está sí, compuesta y cantada por él, se muestra cada vez mas lanzado… y atinado a nivel compositivo. Dos buenos ejemplos de la impronta pop en su versión más enérgica que el bajista imprime al carácter “enemigo” y es que el inicio de su carrera en solitario le ha sentado muy bien en cuestión de confianza que el talento ya lo traía de antes (sus discos como Clovis junto  Cristina Plaza así lo acreditan).

 

Algunas cosas no cambian, las infalibles y precisas baterías de Chema, las magnas e imperecederas letras de Josele, pero si otras, el nuevo “enemigo” David Krahe (lleva un tiempo en la banda de acompañamiento de Josele en directo), que en las guitarras aporta diferentes matices para renovar la vitalidad de una banda renacida… desbordante y que acaba de reunir un puñado de potenciales singles que seguro muchos formarán parte de las futuras antologías y directos de la banda. Disco del año. Amén

 

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