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…con las que
sin más preámbulo, comenzaron la esperada descarga sónica distorsionera, bajo
esa dualidad entre lo opaco y lo luminoso que les caracteriza y que en esta
actuación quedó reflejado cuando enseguida aparecieron las viejas canciones. No
se hicieron esperar «The Great Love Sound» que estalló bajo la turbia maraña eléctrica de los
Jesus & Mary Chain, para a continuación, retorcer el ruido entre veladuras
velvetianas por las que se colaba algo de claridad «Red Tan» -cayó en el tramo final
versión del «Venus in Furs»- sonido que engancharon con ese aire tarantiniano y
garagerete que les queda tan resultón en las siguientes «Sleepwalking» y «Love in a Trashcan»
Tres vértices
sonoros que consiguieron equilibrar para converger… no solo sin estridencias,
sino reforzados en su natural ruido, lo que les unió en esta noche de guiado
viaje por los sonidos desviados e hipnóticos, que en «Attack of the Gosht Riders» tuvo uno de sus mejores ejemplos… y momento de
la noche por la lógica reacción del respetable.
También
supieron ofrecer dosis precisas de su versión más retro…futurista «Hallucianiton»,
pop «Dead Sound» y en el bis «Last Dance» con los muy coreados “uh uh uuuh… uh uh uuuh uh uh” de «Last Dance», además de esa veta cinematográfico-industrial
solo en apariencia trascendente, la seminal «Aly, Walk With Me», permitiéndose
su momento íntimo, -muy aplaudido por el público- cantando a dúo «The Chrishtmas Song» para
cerrar prevía emocionantísima «Reacharfed & Revolt» con «I
Wanna Be Adored» de los Stones Roses… y es que no ocultaron de donde viene,
pero lo mostraron como ellos quisieron, con talento y entrega.

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