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The Harlem Gospel Travelers |
La jornada del viernes, comenzó pasado el mediodía en el cómodo y sombreado Parque de La Dehesa con el cuarteto local El Guapo Calavera, que
ofreció un puñado de historias de vividores y perdedores entre otros
personajes a golpe de folk-rock de carretera con violín incluido y
guiños a Burning en las letras. Un buen conjunto de canciones en clave
de costumbrista western urbano que dio paso al intimismo folk de aires
country de Cardelina. El proyecto de la burgalesa
Rosama Abad, arrulló al público con sus envolventes melodías rebajando
revoluciones para afrontar, tras el necesario y campestre reposo, la
actuación de The Grassland Sinners.
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The Grassland Sinners
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La banda
barcelonesa, a media tarde, pero aún con el sol peleando entre las
ramas, levantó de la hierba a la gente con un aluvión de guitarras
setenteras que sonaron psicodélicas y sureñas según les viniera el
viento a las canciones. Una actuación qwu egustó mucho y fue muy
comentada con «Can’t find my way home» de Blind Faith incluida. La tarde
avanzaba pero no decayó, sino todo lo contrario,con la antagónica
propuesta de Hafa AfroSweet. Con ellas el funky,
reegae, soul y demás ritmos latinos se apoderaron de la pradera con un
festín de melodías y percusiones que fueron calando poco a poco entre el
entusiasta púbico, para acabar en festiva comunión ente el público y
las siete componentes de la banda que se crecieron en un final
apoteósico en el que ellas mismas no parecían creerse la que habían
liado.
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The Limboos
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Sin apenas descanso, en la fresca rivera del Duero, al final de la tarde y tras la acostumbrada jam sesión, aparecieron The Limboos,
la banda gallega afincada en Madrid demostró con su entregada actuación
que bien podrían haber estada en el escenario principal que fusionaron
su reconocible ritmanblues “exótico” de tintes latinos y caribeños, con
sonidos más rockeros e inlcuso funkys a los que imprimaron un marcado y
enérgico ritmo propulsado por la batería baqueteada por Daniela Parker
como base para las diabluras guitarreras y vocales de un Roy Fontoria
elevado a la máxima potencia y con los teclados echando humo… en una de
las actuaciones más cañeras que se le recuerdan.
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The Next Movement
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De noche, abrieron el escenario grande The Next Movement. El
trío afincado en suiza revolucionó el festival con un aluvión de funk
duro y rocoso, en el que su cantante y batería J.J. Fluek se recreó como
frontman moviéndose de aquí para allá motivando aún más si cabe a un
público con la mecha ya encendida. Vertiginosa actuación marcada además
por un bajo y sintetizadores explosivos y una guitarra electrizante. Un
monolítico huracán instrumental aliviado por breves acercamientos al
hip-hop, soliviantado de nuevo por estallidos cercanos al heavy y algún
que otro mantra discotequeros en extenuante y estimulante centrifugado
sonoro. |
The Brooks
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Algo más variados en su propuesta funky-soul fue lo que ofrecieron The Brooks. Una
big band que combinó los sonidos citados con influencias del afro-beat,
reggae y dub. Alan Prater en la voz mostró su carisma sin demasiados
aspavientos, moviéndose con mucho swing, según la cadencia requerida en
cada momento, en una equilibrada actuación de sonidos retros con mucho
groove. Apasionada actuación con los metales y percusiones armonizando
con energía y elegancia.
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The Harlem Gospel Travelers
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Cerraron la extensa jornada The Harlem Gospel Travelers con
los que el reciento se cubrió de brillantina y colorido ofrecido por
el joven, queer y afroamericano trío neoyorkino en su alegre muestra de
góspel contemporáneo y soul vibrante. Un espectáculo vocal e
interpretativo en el que sus extrovertidos componentes complementaron su
voces, bailes y movimientos sin prejuicios, protagonizando cada uno de
ellos su momento de atención… en un luminoso y vivaz espectáculo de
reivindicación religiosa y protesta político-social. Cautivaron con su
irresistible júbilo.
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