De la escena rockera
granadina surge este trío de ritmos obsesivos y guitarras desesperadas que,
tras estrenarse el pasado año con el Ep Kosmodrome, lanza ahora seis oscuras y
arrastradas proclamas punk de bajos muy marcados y riffs de guitarras cortantes
y afilados.
Sorprenden de inicio con «Sueño eterno» en el que los ritmos de garage-punk
en su versión más sucia –recuerda a Guadalupe Plata- no esconden las referencias al británico año
77 del que se muten, aunque con el tamiz de las brumas “post” de los 80’. Entre
Wire y Parálisis Permanente… y curiosos destellos del la música popular del sur
del que proceden -en la canción que presta tituló a este fugaz y acelerado
trabajo-. Letras desesperanzadas, pero a la vez con un punto de vitriólica
ironía «El
Amargo Final de un Hombre Mayor» arrojadas entre convulsas
melodías de enajenada voz «Bueno, feo, malo». Por su inmediatez, a la primera
escucha no lo parece, pero hay más donde rascar en los veloces minutos en los
que el vértigo gira.
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