Los australianos liderados por Romy
Vager cantante y compositora cuyas iníciales dan nombre a la banda, no lograron
completar el aforo en la primera de las tres fechas de presentación de su
tercer trabajo Braims Worms (Fire
2023), y aunque
era lunes, las buenas críticas y acogida del público, hacían presagiar que su
primera visita a la capital sería de las de estar apretados.
No
fue así y quizás por ello o porque Romi no se encontraba bien de la garganta,
como dijo disculpándose, el inicio de actaución fue un tanto errático, y eso
que comenzaron tocando casi de seguido y en orden las canciones del citado
disco, lo que implica que tras la inquietante y embaucadora ‘Common Ground’
llegara en seguida el primer trallazo epidérmico ‘Midnight Sun’ que aunque sonó
visceral y rabioso, llegó en tiempo de calentamiento emocional al igual que la
fría oscuridad de ‘Christian Neurosurgeon’ su vena más reconociblemente “post”
junto a la ‘Nothing Really Changes’ que tocaron algo más tarde.
Costó
de inicio entrar en la dinámica de unos músicos en los que contrasta la
sobriedad de ritmos con la pasión que imprimía Romi a las canciones. Cerebral
banda que parecía al margen del vehemente arrebato de su líder, y que según
avanzaba la actuación, dicha dualidad se convirtió en magnético hechizo,
necesario incluso para entrar de lleno en su propuesta escénica.
Fue
en los momentos más introspectivos ‘It’s no easy’ o ‘Tambouirme’ en los que
Romi hurgo en la fibra para elevarla hacia la épica espectral ayudada por el
teclado en la canción titular y ‘Gaint Snake’, para hacer estallar las
emociones, lanzarse de rodillas al entarimado y dejarse llevar por la
distorsión y el delirio eléctrico en la minimalista ‘Squid’ y despertar los
espíritus en un final épico de íntima exaltación con ‘I used to love you’ y
‘Tropic of Cancer’ para acabar con ‘That’s all’ un espectacular recitado de
ritmo contundente que sonó como si el ‘Heroin’ del Rock and Roll Animal lo
tocaran los Stooges… para acabar en apurada media hora y con solo una de las
dos canciones previstas en el bis… y es que el ímpetu de Romi acabó con sus
maltrechas energías vocales, en la misma medida que la intensidad subía y el
público vibraba con ella.
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