Nuevo
trabajo de la legendaria banda de punk no-wave neoyorkina de extensa, pero
itinerante vida. Se formaron en 1979 para disolverse cinco años después y tras
un breve regreso de dos años en los 90’ volverse a reunir en 2005 tras una carrera salpicada
de singles y ep’s… pero con pocos discos de larga duración. Este es el cuarto
completo, el primero en once años y con banda renovada. Continúan desde el
inicio Pate Place a la guitarra y Cythia Say a la voz, a las que se unen, (tras
la muerte en 2021 de Dee Pop) Steve Shelley (Sonic Youth) a la batería, también
en labores de producción, y un año
después al bajo Rocky O'Riordan (The Pogues, Elvis Costello…).
Bird
on a wire’ suena apocalíptica de inicio… en un disco denso y oscuro, aunque se
desata en ritmos contundentes ‘Tout est meilleur’
vertiginoso punk con una sólida base de blues fangoso y de pegadizo estribillo
en francés. Irresistible canción reforzada por ‘2020 vision’ y sus riffs
afilados junto a la concisa y neurótica ‘I am not a member’.
La
vena experimental llega entre brumas y espacios oclusivos con las guitarras
retorciéndose y la voz susurrando entre silencios ‘Waiting out the door’.
También en la cara más oscura y ruidista de la banda ‘Ghost of people’ inquietante reflexión sobre los primeros
días de la banda en Nueva York y la sala de concierto CBGB en la que hablan
sobre los fragmentos de juventud que no evitan la mortalidad… que se refleja
además de forma explícita en la canción que da título al disco ‘They
live in my head’, afilado y exultante rock que emerge desde una acústica inicial.
También, en la claustrofóbica psicodelia oscura de ‘Another room’ junto a una sideral
‘The end’.
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