Después
de canelar hace un par de años las actuaciones de prestación en España de
Bright Green Field (Warp 2021), su estreno en formato largo, había expectación por
verlos por primera vez en Madrid, corroborada por un temprano aforo completo. Puntuales,
los cinco veinteañeros de Brighton se alinearon uno al lado del otro en primera
línea de escenario entre la amplia cachería instrumental, para hacer lo propio
con el reciente O Monolith (Warp 2023).
Tras
una intro en la que el arsenal de sintetizadores desplazó a las guitarras,
aparecieron de inicio las canciones de
su último trabajo, «Swing (on a Dream)» o «Undergrowth» que galoparon tensas y
en suspense. Sonaron con más nervio que es su versión de estudio, menos
expansivas y más envolventes, en directa relación a la ya conocida «G.S.K» que hizo
de transición a «Narrator» punto álgido
en el que subieron y bajaron revoluciones entre cerebrales desarrollos y “espontanea” orgía instrumental
(percusiones y trompeta como protagonistas junto al guitarreo eléctrico) que
igual te llevaban a una boscosa rave hedonista de los 90’ que al jazz sucio y
urbano de los 70’ entre… ¡no se alarmen!
Algunos puntuales espasmos maquineros y su antídoto chill out, al igual que el «Peel St» otro de los momento
en los que la algarabía de las primeras filas acabó en expansivo pogo.
En
el último tramo «Documentary Fillmakers» y «Pamphlets» se ensimismaron en
anestésico bucle instrumental, cada uno
reconcentrado en su instrumento, en una especie de callejón sin salida, del que
escaparon a orden de bombo pegado a tierra, la de Ollie Judge en la batería y
voz principal, reventando en trance y
rompiendo en desatada tormenta rítmica que volvió a levantar al respetable
hasta el paroxismo… para acabar en el mar de la tranquilidad de esta locura de
noria progresiva y electrónica de enérgico revestimiento punk… tras hora y
media ¡mejor no más! de vertiginoso viaje.
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