El
quinteto bonaerense inauguró el nuevo curso del ciclo de conciertos Mazo
Madriz, que se desarrollara a lo largo de los próximos meses en diferentes
salas de la capital. Son una de las bandas que ha dinamizado la escena
alternativa del pop de guitarras de la ciudad porteña -bajo el abrigo del sello
Laptra y su inconfundible sonido- junto a otras como Bestia Bebé, 107 Faunos o
El Mató a Un Policía Motorizado como punta de lanza, que poco a poco han ido desembarcando
y consolidándose en España…
…como
así demostraron reuniendo a un buen número de entusiastas seguidores que
llenaron y animaron la sala jaleando y cantando las canciones de un repertorio
basado en sus dos discos prepandémicos, y los varios singles que han editado
tras el confín casero.
Sonaron
nítidos… incluso en los momentos en que los acordes más se enmarañaba y el riff más se ensuciaba, pero ahí estaban
los teclados y sobre todo la voz de Anabella Cartolano y los teclados de Nina
Carrara para, volver al punto de encuentro, el pop agridulce de luminiscencia
oscura. Contrastes sonoros que flotaban en atmósferas noventeras de shoegaze «Tibet»,
rock alternativo «A 1200 km» o indie ruidoso «Los Días». Entre Slowdive y Los Planetas
pasando por los Pixies de los que precisamente adaptaron saliéndose del guion
con mucho acierto en «Where is my Mind» convertida en «Todo lo que pienso hoy»…
lo contrarió que ocurrió en «Mabuse» versión de Los Punsetes que sonó
mimética.
Engancharon
canciones casi seguidas, rápidos y con las pausas justas para celebrar con el
público sus esperados pequeños clásicos
como «El baile de Elvis» o «Crecer» y «De la mano» ambas en el cierre final,
entre las que destacaron la inédita «La Vereda» o su reciente último single «Hago
todo mal» y «La nieve» que sin perder. Canciones estás últimas en las que
atemperaron el caos sin perder frescura... ascendiendo a competiciones mayores.
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