Con
la élite musical de la llamada música culta como trasfondo el director
norteamericano expone la lucha de ‘egos’ y trepas que entre las élites
artísticas ilustradas el cine ha
mostrado con mayor cinismo si cabe que el habitual, el que afecta a gente corriente. Una
narración que centra el foco unidireccionalmente en la protagonista Lydia Tár,
interpretada por Cate Blanchett, que parece dirigir la película más que actuar
en ella, pues acapara con una excelente y trabajada actuación, cada uno de los
planos que configuran el excesivo metraje final. Una 'películas de actor', cuya
narrativa se amolda casi en su totalidad a la actuación de su intérprete
principal.
La
actriz australiana encarna un personaje que el espectador ira poco a poco
descubriendo, según se va desarrollando el guion, aunque no la acción que de
inicio parece ser únicamente el marco referencial para presentar al personaje
que, inicialmente y al margen de su estatus intelectual, se muestra atrayente y
cercana, aunque evoluciona de forma paulatina en alguien enigmático y no
fiable, hasta para desembocar en un
perfil retorcido e irritante. Las
máscaras se van cayendo sin prisa, ni pausa, de forma natural y sin traumas
¿gracias al guion o a la actuación de Blanchet? De hecho el propio director
californiano aseguró haber pensado y creado el guion para ella y que si no
hubiera aceptado no la habría rodado.
Película en todo caso
controvertida, pero no en el aspecto formal, pues está muy bien rodada en
cuanto a puesta en escena e imágenes, un gusto para la vista… y para el oído
¡como no! Aunque algo más discutible en cuanto a un guion que se pierde en
innecesarios desvíos como la trama que lleva a la protagonista a la hostil
(para alguien de su nivel) sucia periferia berlinesa o personajes secundarios
menos interesantes o con escaso aporte para la trama. Nade que no haya mostrado
ya Blanchett sobre su personaje.
También el montaje pude
despistar, con una primera parte en la que todo gira en torno a la protagonista
pero sin hacer avanzar la historia. Una minuciosa y explícita entrevista con
duración parecida a la e un corto real, o una larga escena en el que la
protagonista pone en su sitio y en videncia con cínica inteligencia y hábil uso
del lenguaje, a un osado y prejuicios estudiante que se atreve a criticar a
Bach no por su obra sino por su vida.
Hechos criticable para la
mayoría, pero no para algunos como el que esto comenta. Sobre todo la segunda
de las citadas, que aunque no aportará al resto del metraje, que además no es
el caso es válida por si sola por la fluidez y ritmo de la desigual batalla
dialéctica (por falta de talla en el contendiente joven). En la segunda parte
cambia el ritmo, aunque no bruscamente,
pero comienzan a sucederse hechos encadenados en relación a las
diferentes caras y del personaje ya citadas, que hacen que fluya la trama que
la mayoría estaba esperando, pero no embauca… aunque tampoco aburre y se deja
seguir con facilidad y algo de intriga justiciera.
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