HOLLY GOLIGHTLY AND BAND + Shanghai Baby (13-4-23) Maravillas – Madrid (Sound Isidro). Publicado en la web Ruta 66

Foto: Joe Herrero

De manera un tanto sorpresiva, pues no se sabía mucho de ella después de la pandemia, la veterana artista londinense da
señales de vida… al menos en directo. Formó parte desde 1991 de Thee Headcoatees (gargera banda integrada únicamente por mujeres) para lanzarse en ya larga carrera en solitario desde 1995… hasta hoy.

 

Foto: Joe Herrero

Ejercieron de teloneros el cuarteto liderado a la voz y guitarra por Ade Martín, bajista de Hinds, junto a Nico Yubero de La Paloma también en la guitarra, que comenzaron entre brumas postpunk para continuar en enérgico y ruidoso guitarreo de inspiración noventera (sus mejores momentos), en media hora bien aprovechada de menos a más…

 

 … y apareció Holly, acompañada por una magnifica banda con un contrabajo y batería sincopados y con pellizco que acompasó el ritmo a la voz pausada en arrastrado recitado de Holly. No es una virtuosa del canto, pero mostró la cadencia perfecta para adaptarse de maravilla a los tempos, espacios y silencios que la base rítmica marcaba y que la eléctrica cubría sus espacios y silencios interpretativos con afilados punteos y cortantes acordes. La londinense de Kensington utilizó la rítmica de forma testimonial para centrase en sus acogedoras cualidades interpretativas.

 

Foto: Joe Herrero

 Se adentró en los sonidos primitivos del áspero blues fronterizo, pero   le aportando brillo en alegre northern soul, y en algunos arrebatos  rockabilly, en consonancia con la bebidas que iba pidiendo que paso de el agua al gyn tonic, precisamente cuando esté llego a sus manos fue el momento en el que interpretó la reconocible «Tell Me Now So I Know» que apareciera en 2005 en Flores Rotas película de Jim Jarmush.

 

Como no… presentó algunas versiones como la briosa «Sally Go Round Roses (one-hin wonder firmado en 1963 por la banda coral formada por chicas The Jaynettss), al final de una actuación en la que, durante toda la noche se generó una atmósfera amigable y cómplice que dejó a los asistentes que llenaron el reducido templo indie de los 90’ con ganas de más.