19 enero 2023

TINDERSTICKS (13-1-23) Teatro Circo Price (INVERFEST) Madrid . Publicado en la web Ruta 66

Foto: Alberto Duque
 
En la última de las siete fechas de su estancia peninsular, vuelven los de Nottingham al mismo escenario del que se despidieron hace siete años. Lo hacen en esta ocasión para celebrar su trigésimo aniversario de carrera ininterrumpida que, en estudio se plasmó en Past imperfect; the best of Tindersticks '92 - '2. Se intuí repaso por el amplio cancionero del quinteto y aunque también… no fue del todo así, pues buena parte del repertorio lo ocuparon composiciones de la última década… recientes si nos atenemos al ritmo de la banda.  
 
Poco importó, ya que actualmente Stuart Staples y los suyos -ya sea en canciones nuevas como antiguas- suenan con una delicadeza y precisión, que consiguen que el silencio penda de un hilo y el público solo con su presencia escénica parezca intimidado, como demostró con un  mutismo que mínimamente se quebró en momentos puntuales y necesarios según avanzaba la actuación.  
 
Música de cámara al servicio de emocionantes estructuras de pop cristalino, con todos los instrumentos sonando concisos en su breve instante de protagonismo. Todo en su sitio y al milímetro, percusiones, teclados… oyéndose hasta el respirar, como si de una sala de cine se tratara desde la inicial «Willow» compuesta originalmente como acompañamiento cinematográfico.  
 
La guitarra española y las teclas sonaron como gotas de agua en «Johnny Guitar», versión de Peggy Sue, que costó identificar de inicio, para en un intrépido atisbo rítmico, jugar con animadas percusiones en «She my girl» y en las glamurosas cadencias de «Say goodbye to the city, además de la mínima tormenta eléctrica de «Show me everythig»  
 
En el bis, con algunas de las canciones más antiguas, el respetable salió del trascendente shock, y aunque sonaron más atemperadas que en origen, en la aflamencada «Here» se movieron torsos y hombros  y la movida «Harmony about my table» con su coro ‘na na na’ logró robar unas tímidas pero entusiastas palmas al patio de butacas… para finalizar de nuevo en elegante susurro intimo en el mejor de los escenarios y con el mejor de los sonidos. Reverenciar y merecido respeto.

 

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