26 enero 2023

STAY + DEAD BY SOUTHWEST (20-1-23) Siroco - Madrid. Publicado en la web Ruta 66

En viernes de bastante actividad musical en la capital, una de las opciones era la del concierto ente amigos, en garito pequeño, con buen sonido y sin apretones, de los de estar delante del músico y verles los pies. Para ello la treintagenaria sala Siroco resultó el escenario ideal para disfrutar de la veintegenaria banda Stay. Unos pocos afortunados eligieron esta acogedora opción en la que los barceloneses presentaban nuevo single «Ican’t hear the grass now» cuyo título responde a la canción titular de la cara A una versión de la banda británica The Move que la grabó originalmente en 1967, acompañada en la cara B por «Get going» una versión distinta al original parecido en Old songs of modern music su disco de hace año y medio.
 
 
Comenzaron como bien saben hacer, con sencillas pero preciosista melodías de guitarra y excelentes armonías vocales al servicio de la canción pop. Con la Fender de Joan y la Rickenbacker de Jordi recreando luminosos paisajes sesentero… entre los que, tirando de discografía excelsa se colaron reconocibles sonidos de pop en su versión ‘british de los 90’ «Smiling Faces» y de biteliano viaje lisérgico «I Feel You Around (Kashmir Reflection)», además de garaje primitivo «Sweet leather» con el Farfisa de Israel lanzando chispas,  y es que anduvo toda la noche enredándose entre las guitarras psicodelicas y las más progresivas. 
 
El single se hizo esperar aunque previamente había sonado la rítmica y coreable «Get going», finalmente y como chispeante himno sonó «I can’t hear the grass grow» con intercambio de instrumentos entre teclado y guitarra y Jordi con una guitarra de seis cuerdas… y finalizar con una explosión de ruido y distorsión  por todo lo alto, «The world is in our hands». 
 
 Como teloneros el quinteto madrileño Dead by Southwest, presentó las canciones de su estreno discográfico, The Juniper Album, una buena propuesta de sonidos entre el ‘americana’ y el blus pantanoso con algunas canciones río que fluyeron entre desarrollos de guitarra fangosa , «Hitchhiker for love». Los ritmos sonaros sobrios con las dos eléctricas compartiendo  protagonismo y agitado nervio, más una acústica en algunas canciones que aportó matices de rock sureño «Last time of Temple dark» y de brioso rihmanblues al final de la actuación: «Eveyvody’s dream» y «Blue Eye Mafic»

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