El cineasta de Los Angeles especializado
en documentales vuelve a mostrar su talento mostrando con maestría la cambiante
figura del artista británico. Lo hace manejando a la perfección tanto aspectos
formales como técnicos. Con respecto al los aspectos formales maneja
las dos horas y cuarta de duración de la cinta más como una película de ficción
que como un documental. Con el propio Bowie como narrador en primera persona
según el material extraído de
conversaciones o entrevistas grabadas en video. Marcando un ritmo que en
ocasiones se hace frenético en relación directa a los constantes cambios del
protagonista… pero frenando cuando se hace necesario.
Con respecto a los aspectos técnicos muy
ligados a los formales teniendo en cuenta la importancia del ritmo que imprime
el director a la narración, permite junto a la selección de imágenes y músicas,
estás últimas a cargo de Tony Visconti uno de sus principales productores en
vida, que no se haga nada largo el metraje ya que además se alternan de forma
muy vívida: giras mundiales, entrevistas en televisión, escenas de películas
tanto propias actuando, como ajenas e influyentes que reflejan las ideas, preocupaciones y reflexiones existenciales del
artista que lo llevarán a
componer su tipo de música. Las distintas formas de pensar y su evolución expresadas en un discurso inicialmente titubeante que evoluciona hacia la asertividad, reconociendo su propio tránsito hacia la madurez.
componer su tipo de música. Las distintas formas de pensar y su evolución expresadas en un discurso inicialmente titubeante que evoluciona hacia la asertividad, reconociendo su propio tránsito hacia la madurez.
Alejado del biopic al uso, es una obra
más sensorial que racional, en la que los datos biográficos, no se obvian, sus
estancias en Los Angeles y Berlín por
ejemplo, pero siempre al servicio de la influencia artística y personal de
Bowie: principalmente en su juventud la reconocida influencia de su hermanastro
mayor Terry que le descubre un fascinante mundo cultural alternativo y en su
madurez Imán su mujer hasta su muerte, que le ayudo a reconocerse… y más
importante mostrarse como si mismo, no solo como el artista de éxito.
Excelente montaje trabajo de montaje
que, aún pareciendo caótico, no lo es, ordenado de forma cronológica, no es
esta como una imposición narrativa sino como un recurso con el que hilvanar la
rica y sugestiva muestra sonora y visual. Estética imbricada a la personalidad
del personaje y la persona que parecen ir reconociéndose y aceptándose a lo
lardo de del colorida viaje vital del protagonista. Por último, pero no por
ello menos apreciable… lo primero que al espectador se le pasa por la cabeza
tras finalizar su visionado es escuchar sus discos y canciones.
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