En su tercera entrega, el dúo de Granollers muestra
una apocalíptica y nada distópica visión de la realidad. Dramático panorama basado
en el insostenible crecimiento de la especie humana bajo el consumo infinito, y
en el que los individuos se esconden en la masa para no asumir su
responsabilidad personal. Deshumanización que musicalmente se traslada a un
espartano empleo de ritmos programados y de voz. Las melodías se diluyen en
mensajes directos y dominados por el estribillo corto y exageradamente repetido
hasta el aforismo. ¡Funcionan! además con el uso del 'spoken punk’ como arma
descriptiva para la crítica, entre atmósferas claustrofóbicas de tensión
extrema que el oyente somatiza de forma corpórea en «Tu casa» sometida a
metálica percusión que como
sorda gotera consigue irritar o «Columpio» western futurista cuya base rítmica pende cual
soga de ahorcado en el chirrido de dicho artilugio Atisbos de ¿melodía pop? «Beisbol» que se puede hasta bailar, pero eso sí…
sin mover los pies.
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