Experimentados en varias bandas del underground
madrileño: Fabuloso Combo Espectro o Juana Chicharro, en esta segunda entrega
el trío perfila su propuesta entre la oscuridad del postpunk de juventud en su versión
gangrenosa, la que llegaba a los barrios en los ochenta «Pangea última», «La higiene» o «Puericultura» y el punk de la última hornada, el que se canta
urgente y gritao: «Gent de
P.A.U.», «Don Manuel» o «Se nos ofreció». Fijan su propio espacio como correa de
trasmisión entre géneros y generaciones, imprimiendo su particular sello en
textos de cínica actitud y sarcasmo con un ojo en Siniestro Total y el otro en Los
Punsetes, ya que salvo en lo tecnológico, la realidad, poco ha cambiado en
cuarenta años… a peor si acaso. Saben donde pisan, por eso sorprenden con un
blues vacilón a Los Enemigos primera época «Volver (a Fresno)» o acelerando la sencillez pop de «Posopnías» original de Single (Iturrioz-Errazkin). Son de barrio, Casa
Dragón es un chino de Vallecas, pero con causa.
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