Jorge Martínez y los suyos se presentaron por enésima vez en Madrid en una cita casi anual, salvo pandémico paréntesis, para en esta ocasión celebrar su 40 aniversario como banda. Celebración materializada en estudio con la publicación de su último disco ‘La lucha por la vida’ en el que han grabado de nuevo canciones recientes, de sus dos últimos discos más alguna del proyecto Jorge Ilegal y los Magníficos, junto a nuevas composiciones. Dieciséis en total en las que han contado con dieciséis colaboraciones, desiguales y controvertidas algunas.
Acertadamente, aparte de ellos mismos para
el directo no contaron con presencia externa, por lo que las dos horas de actuación
se convirtieron en una nueva experiencia de Ilegales en estado puro sin
aditivos, sin más añadidos que la elección de una sala de máximo aforo que se
llenó de irreductibles seguidores de base y de veteranos menos fieles de la
banda pero conocedores de sus andanzas, enganchados de nuevo... más que por la
edición del señalado disco, como comentaban varios asistentes por la aparición
del imprescindible documental ‘Mi vida entre las hormigas’ publicado cinco años atrás en el que Jorge cuenta
su historia musical y personal.
Demostrada sobradamente la solvencia de
los asturianos en años de directos con un excelente sonido potente, pero nítido
junto a un virtuosismo instrumental al
servicio de la eficaz sencillez (esto concierto no fue una excepción), al irredento seguidor que esto escribe solo le
quedó buscar nuevos alicientes sin dejarse llevar por una nostalgia fácil (por
la que tampoco transitó la banda) para apreciar que…
… nuevos títulos como ‘Nunca lo repitas’,
‘Regreso del vacío’ o ‘Juventud idolatría’ son grandes canciones y como tal
sonaron… que en la poco trascendente ‘Mi copa y yo’ fue el único momento en que
se echó en falta la colaboración de turno (la voz de Calamaro)… que el postpunk
se hizo macarra y elegante con dos joyas de antes ‘El norte está lleno de frío’
y ‘Enamorados de Varsovia’… que ‘El bosque fragante y oscuro’ sonó radicalmente
lírica… que Jorge sigue tocando los mismísimos incluyendo una y otra vez una
floja canción de “malsonante” título ‘Eres una puta’…
…que el reivindicable Mike Vergara sobre
todo con los teclados no pasó desapercibido aportando sonido propio a la vez
que Willy Vijande y Jaime Beláustegui al bajo y batería fueron rotundamente
sencillos, pero potentes y eficaces… que Jorge sigue siendo lenguaraz y que ‘si
no tienes problemas estás muerto’, pero sobre todo que el repertorio de canciones
del año 1982 no es un ejercicio e nostalgia, sino de la más pura actuldiad: ‘Yo
soy quien espía los juegos de los niños’, ‘Europa ha muerto’, ‘Tiempos nuevos, tempos
salvajes’, ‘Hola mamoncete’, ‘Caramelos podridos’ , ‘Problema sexual’... un no parar hasta ‘Canción obscena’ como
sonido de despedida grabado. ¡Hasta la próxima!
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