Asahi es la protagonista de tres historias independientes
articulados en torno al principal que titula el libro. La alegoría de una mujer que va siendo consciente de los
cambios en su vida y que aun no siendo estos inesperados, ni bruscos, van moldeando
una nueva forma de vida. Tomando como punto de partida experiencias propias de
la autora, plantea las alteraciones vitales de la narradora: las relaciones de
pareja, vecinales, laborales, posibilidades maternales o pérdida de identidad, pues
Asahi abandona su trabajo para trasladarse a vivir al campo (cerca del lugar de
origen de su marido y donde viven aún sus suegros) para dedicarse a las tareas
del hogar.
Desde un curioso punto de vista. Identificable como realismo mágico
o ficción absurda, el caso es que la escritora japonesa juega con la ambigüedad
entre lo real y lo imaginado ¿un cuñado existente o inmaterial? o directamente hace
verosímil cualquier anomalía de la realidad, sobre todo en el entorno natural -seres
vivos y plantas- que envuelve el relato.
Un irreconocible animal cava agujeros
por los que la protagonista cae… remitiéndonos a los mundos de Alicia en el País
de la Maravillas o de Murakami. Narrado en tiempo pausado, con giros ficticios
sin estridencias, naturales y con una delicada y suave precisión descriptiva.