Los de Bristol se lo toman con calma, tres discos en vente años y primera
vez en Madrid. Se palpaba trascendencia en un Palacio que acondicionó su aforo
limitándolo a lo que es habitual. Todo un acierto teniendo en cuenta el buen
sonido en todo momento, desde los susurros más sutiles hasta las
instrumentaciones más trémulos.
Fieles a sus costumbres, no se salieron del guión, sus conciertos van
milimetrados y llevan tiempo tocando el mismo repertorio con la misma puesta en
escena. Embaucadores, tanto si es la primera vez, como si ya lo has hecho
antes. Las imágenes proyectadas durante toda la actuación ejercen un efecto
onírico y desasosegante.
Tras el comienzo con "Silence" y "Smile" aparece la
fantasmagórica "Mysterious" donde la emoción a flor de piel se
proyecta desde la frágil voz de Beth Gibbons. "The Rip" sonó a
intimidad rota y con "Sour times" vuelven las emociones tensas,
densas, claustrofóbicas... "Magic doors" sonó triunfal en esa mezcla
ente los ritmos sincopados... y rotos y la melodía de voz sublime. En
"Wandering star" la banda quedó reducida al trío original (llevaron
cuatro músicos de apoyo) para volver a la tensión oscura y minimalista para a continuación
trepanar los sentidos con "Machine gun" y su dureza musical y visual.
Bajada a las profundidades del alma con "Over"
Tempestades y tormentas con "Chase the tear" y "Cowboys"
para recuperar el resuello en la final "Threads" y para a un breve
bis donde la catártica "Roads" inunda el ambiente para finalizar de
nuevo en éxtasis ruidista con "We carry on" donde Beht como es
habitual se fundió con las primeras filas en abrazos cómplices. ¡ Que no
cambien, que así es, y es hermoso !
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