Comedía con trasfondo social de tono amable que
consigue entretener logrando en algunos momentos provocar la risa o al menos
una sonrisa cómplice en algunos diálogos y situaciones. Es una crítica
bienintencionada pero poco profunda, tampoco lo pretende, sobre el cambio
climático y el exceso de deuda provocada por el crédito fácil, que se
relacionan cuando los protagonistas, dos consumidores compulsivos, colaboran
por azar con un grupo de activistas, no por convicción sino por interés. Directa
y sin rodeos, se queda en mero entretenimiento, pues el guión ligero aunque
fluido, está plagado de tópicos. Es además demasiado previsible.
Tras un
comienzo prometedor, con las imágenes reales de discursos televisados en las
que los presidentes franceses -desde Pompidou en los años 70’ hasta el actual
Macron- se dirigen a los espectadores citando el título de la película junto a
una lograda sátira sobre el Black Friday. La película avanza con bastantes altibajos,
diluyéndose sobre todo en último tramo por su imaginable final. Los personajes
interpretados por Pio Marmai y Jonathan Cohen como entrañables pillos,
sostienen la trama, pero los activistas, encabezados por la fiable Noémi
Merlantestán están más estereotipados. Cumple con el objetivo de
pasar un rato, pero sin mayores ambiciones.
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