Foto: DeSanta |
Su último y muy recomendable trabajo en estudio, The Jacket (Captured Tracks 2022) sigue vigente y copó buena parte
del repertorio desde el inicio, con la sanadora «While
You Wait» y los sutiles arreglos de teclado meciendo
al personal, la levemente trotona y pizpireta «Salt» y la
posterior «The Drive», con la que el aluvión de zarpazos
eléctricos y finos punteos hicieron
exaltarse cual “crazy horses” a parte del público.
Recuperaron antiguas canciones «Ghost Boy»,
trascendente y oscuro momento con el que
encandilaron al solemne respetable, al
que ellos mismos deshipnotizaron con la alegre y más pop «All Yours» y el
ligero trote en «Money» y «Plum» con su finales crecednos en emocionante arrebato elctrico, que… con los tajantes guitarrazos de la Rickenbaker de Robert Earl Thomas y la acogedora voz de Molly
Hamilton en la canción que da título a su último disco «The Jacket», volvieron a las sendas del sonido
afilado y cristalino, acabar tras algunas incursión más por las profundidades
de su discografía, «Harsh
realm» que sonó pausada y magnética, acabar con el sedoso susurro de «True Blue» y la árida tensión de la inquietante «Eveyting
Is Simple».
En el bis, apareció Molly sola en el
escenario para interpretar con la acústica «Coke Bottle Green» y ya en compañía del resto de la banda finalizar con
el «Wicked Game» de Chris Isaak… otra noche mágica
entre los ambientes de la entrañable pareja. Como en un porche el desierto
mirando las estallas desde la mecedora.
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