Así se pudo comprobar en esta noche
en la que Miguel se reivindicó -lejos de los focos mediáticos que arroparon la
despedida de Siniestro el pasado año- como eje vertebrados del sonido de la misma:
el guitarreo sin aditivos y artificios que marcó su sonido más reconocible. Aunque
abrió con un par de canciones de su repertorio propio “Más Madera” y “El
Botellón”, el grueso del set list lo completó una esperada batería de icónicos
himnos ochenteros totales, para deleite de la chavalada cincuentona que… ¡ojo!
también se sabía y coreaba las canciones más recientes de Miguel como ¡Hasta
los güevos o ¡Yo estoy bien, tú estás gordo! Como así mostraban sus camisetas
al 50% entre Costas y Siniestro…
…aunque ganaron las del segundo en
cuanto cancionero ofrecido, principalmente canciones de los 80’: “Asumpta”,
“Pueblos del Mundo Extinguíos”, “¿Quiénes Somos? ¿De Dónde venimos? ¿Adónde
vamos? , “Bailaré sobre tu tumba”… y algunas sorpresa menos conocida como la
muy antigua “Ponte en mi lugar” o “Rock en Samil” con el que lograron inducir a
un pogo… ¡bastante aceptable para la media de edad de las primeras filas!
Después algunos clásicos populares ya de los 90’ que sonaron básicas y
eléctricas, “Todo por la napia”, “Camino de la cama” o “Tan hermoso”.
Reivindicación a modo de fiesta a
la que no faltaron Aerolíneas Federales con dos versiones “No me beses en los
labios” y “Soy una Punk” con sus sobrinas en escena abordando el micro para
finalizar con “Matt dónde estás” y “Minha Terra Galega” para hora y media de
actuación en la que no faltó la habitual sorna del gallego, que aunque se le
olvidaban los discursos entre canciones, mantuvo las chispa improvisando… y no
aceptando peticiones que “ya estáis
viendo en las lista las que hay y no podemos cambiarlas”… y eso fue la
actuación de Costas un concierto de rock que no cambia… lo que no hay que
cambiar.
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