La cineasta donostiarra narra una
potente, pero pausada historia con la
solidaridad entre mujeres como protagonista y en el que la maternidad
juega un papel principal. Un drama situado en el entorno rural costero gallego
y portugués de los años 70’ del pasado siglo con María, excelentemente
interpretada por Janet Novás que, en su
primera incursión en el cine (su principal dedicación artística es la danza)
borda el papel de esta introvertida mujer que ayuda en los partos y que, además
de asistirlas en otras cuestiones relacionadas con la gestación, oculta algún
trauma pasado ligada a ellas.
Así comienza la película, con una
larga escena de uno intensísimo parto natural casero, que no escatima a la hora
de mostrar la dureza del nacimiento humano y que deja al espectador
emocionalmente igual de exhausto que a la madre, para hacerle participe en el
sufrimiento y la emoción. A partir de ahí, se desarrolla una trama sencilla en
la que se verán implicadas mujeres de diferentes generaciones y orígenes, que
se inicia con la protagonista realizando obligado viaje real que se torna
emocional con su presente y según avanza en el mismo… también con su pasado.
Prevalece la imagen sobre la
palabra, cediendo ante la fuerza del paisaje que se impone en sus diferentes
formas, moldeando el carácter reservado de los personajes. Impactan los
primeros planos de éstos: caras y cuerpos que cuentan más que lo que hablan
entre ellos.
Película con una fuerte carga alegórica que cierra el
círculo de la vida mientras de forma tangencial expone el concreto entorno
social en el que se desarrolla. Alegrías, penas y realidades concretas varias
en torno a ellas: ancestrales fiestas, dificultad laboral del mundo rural,
contrabando, migración interior y exterior, marginalidad… filmada con crudeza
pero a la vez con una extrema sensibilidad.
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